El secreto no es correr Correr supone un gasto calórico que varía según el tiempo en que lo hagas y las condiciones del suelo, pero no atiende directamente la masa grasa y agua, cuya reducción son indispensable en orden de que haya disminución del peso. Correr todos los días sirve más para quemar calorías y perder la grasa excedente, que se vuelve energía que te permite seguir andando. La masa grasa y los líquidos que el cuerpo retiene seguirán allí en su mayoría. Priorizar el entrenamiento sobre la dieta El entrenamiento físico no puede ir por delante de una alimentación saludable ni mucho menos es la solución que te permita tener un régimen alimenticio desbalanceado. Lo que se come tiene mucha más incidencia en el cuerpo, al igual que los ejercicios físicos. Ejercitarse sin atender correctamente la dieta es prácticamente desperdiciar el esfuerzo. Perder peso es básicamente causar un déficit calórico, déficit que no existe si consumes 4000 calorías diarias y solo quemas 3000. Eso resultaría igualmente en un aumento de peso. Es preferible tener un hábito alimenticio muy saludable donde el consumo calórico sea reducido, incluso si este hábito alimenticio no contempla actividad física alguna. No obstante, ambas cosas deben ir de la mano para tener un estado de salud óptimo.