Ampliar
Lo que más importa
Desde mi perspectiva, es imprescindible este concepto.
Muchas personas hablan o preguntan por los “años” que una persona tiene, vive, pero por lo general, pocos preguntan cómo les gustaría vivir y si están logrando vivir como les gustaría, por ejemplo.
Y del mismo modo sucede cuando nos preguntan cuántos años quisiéramos vivir, quien más quien menos, todos tenemos pensado un estimativo de la cantidad de años que nos gustaría vivir y permanecer en este mundo. Pero en menor cantidad de qué modo estamos viviendo o nos gustaría ir envejeciendo.
[Dicho sea de paso aclaro, que prácticamente empezamos a envejecer desde muy jóvenes. Hay diferentes teorías y autores que abordan dicho tema pero no nos toca hoy. Sólo sí mencionarlo para que puedan reflexionar sobre este asunto y que no sea demasiado tarde].
Cuando fui progresando en mis estudios y madurando, me empecé a cuestionar infinidades de cosas (más del tipo existencialistas) y gracias a Dios, esos interrogantes planteados en mi mente, dieron luz a mi camino para poder alcanzar lo que logré y adquirir mayores conocimientos para poder aplicarlos tanto en mi vida personal como profesional y brindar mejor “calidad” de servicio.
[Cuando hablo de servicio, me refiero a “estar al servicio de” y no como un concepto “marketinero”, ya que debajo de la palabra “trabajo”, para mi hay una enorme “vocación” de servicio que es mucho más profundo, ya que incluye un “plus”].
Planteos que nos detienen…!?
Una vez de adolescente, en un libro para la materia de Literatura que me tocaba leer, decía: “si me detengo, avanzo!”
Nunca lo olvidé, y aunque me parecía un contrasentido en ese momento, luego en miles de cosas que me tocaron atravesar, lo pude entender mejor e incluso poner en práctica.
Es por esa razón, que me he tomado “mis” tiempos y a “mi” ritmo y manera para ir haciendo las cosas. Muchas veces he recibido críticas, porque sobre todo en los tiempos que corren…las cosas tienen que ser resueltas ya y lo más rápido posible! ¡Pero a mí, eso nunca me satisfizo! Es cierto que tengo mis tiempos, pero ¿quién no? Todos los tenemos, el asunto es cuáles de todas las señales que recibimos escuchamos y cuáles dejamos pasar por alto aún sintiéndolas. El ritmo personal es propio justamente de cada uno, y muchas veces el no respetarlo hace que nos sintamos excedidos y por tanto estresados.
Hoy por hoy, gracias al tiempo (años) dedicado a mi autoconocimiento y aceptación, ya no me cuestiono más muchas cosas que antes me abrumaban.
Uno de mis grandes planteos, fue: en verdad, ¿qué tanto me importa el paso de los años?
Esa pregunta fue hecha una y otra vez y rondaba en mi mente…
Por ahí variaba un poco o esa generaba otras nuevas: ¿qué sería o debería ser más importante la cantidad o la calidad? ¿Cómo vivo hoy? ¿Cómo me gustaría vivir en un futuro? Y varios interrogantes más del estilo.
El quid de la cuestión
Es que poder pensar en todo ello y más, hizo que hoy pueda ver las cosas de otro modo. Pararme desde un nuevo lugar para ver las cosas. Eso me brindó bastante flexibilidad.
Y comprendí cada vez con más fuerza, que estaba haciendo lo correcto y que había elegido la profesión adecuada para mi, conforme al “llamado” que sentí desde muy pequeña, ya cuando de hecho escuchaba a mis amigas que venían a contarme de todo (lo que les pasaba, muchísimas veces, las más, muy angustiadas y terminábamos riéndonos) y se iban bastante mejor y con ciertas soluciones.
Eso fue creciendo más y más y en 1º año del secundario ya sabía que quería estudiar psicología (aunque ni sabía bien que era, porque nadie hasta el momento me lo había explicado).
Firme con mi corazonada e instinto, seguí con la idea. Pero a medida que iba creciendo me iba preocupando mi excesiva sensibilidad y como hacerle frente a eso, así como el hecho de ponerme tanto en lugar del otro que me terminara haciendo mal…Y cosas que tuvieran que ver con el correcto desempeño de mi función.
Ya en la universidad, inquieta como soy, me trataba de introducir en cursos que me posibilitaran ciertos acercamientos a la práctica. Y también veía cosas que me asustaban…pero no me dejé acobardar!
Vi a tantas personas sufrir…que me angustiaba en un primer momento, pero traté de ayudar a cada una en la medida de mis posibilidades.
Y ahí continuaban los planteos… y uno seguía rondado en mi cabeza:
¿Qué importa vivir (vaya uno a saber cuántos años…), si se vive tan mal?
Soluciones encontradas
Esa pregunta que seguía dándome vuelta, se fue intensificando.
Me empezaba a generar malestar cuando veía gente del entorno y también del cercano que no se cuidaba tanto (por falta de consciencia y no por decisión voluntaria y consciente) o incluso se dañaba.
Y me preguntaba:
¿Cómo podía ser?
¿Qué nos lleva a eso?
¿Qué habría detrás de esas conductas?
¿Qué mecanismos actuaban?
Y así un sinfín de preguntas más.
Hasta que dije, tengo que poder hacer algo! Y aportar mi granito de arena!
Como no soy una persona exitista, y nunca me interesaron los reconocimientos ni nada del estilo, de manera humilde fui empezando por casa, conmigo y con personas allegadas. Y de a poco fui avanzando un poco más.
Pero siempre con ciertas guías que iluminan mi andar.
Y que cuando me pierdo en las inquietudes…vuelvo a pensar en lo fundamental y nuevamente me recoloco en el lugar por el que venía.
Y cada vez empezó a tener más sentido y recobrar más fuerza, el hecho del peso mayor. Si venía del lado de la cantidad o de la calidad.
Y hasta ahora la balanza da muy por encima por la “calidad” en todo sentido.
No digo que eso sea sencillo de llevar adelante ¡Por supuesto que no!
¡Pero tampoco es imposible!
Y siempre digo: “Es más difícil seguir cometiendo errores con tal de no cambiar por lo que ello pueda implicar (como miedos, incertidumbre, esfuerzo, etc.) que el poder pegar el salto (como decía mi abuelito) y evolucionar”. El salto (agrego yo) ¡¡Cualitativo!!
Entonces…
Cuando estemos absorbidos por la “rapidez” de avanzar por avanzar, sin siquiera saber a dónde ni para qué ni por qué… ¡¡Detengámonos!! Y pensemos un poco más allá.
¡¡No en el pasado (más que para aprender) sino en el presente, orientándonos al futuro!!
Y tratemos de reconocer que es lo ¡¡¿¿fundamental!!??
¿¿Qué es lo que queremos para nosotros??
¿¿De qué manera podríamos lograrlo??
Y de ese modo, intentar aumentar CALIDAD y no cantidad en nuestras vidas. (-Por Lic. Andrea Sciaca-)