"Soy un tipo que tengo que agradecer, ahora mucho más, porque estoy vivo. El intento de envenenarme a mí y a Alckmin no funcionó, estamos aquí", expresó el mandatario, en un evento público en el Palacio del Planalto, tras conocerse las revelaciones que hizo la Policía Federal (PF) de Brasil.
Según investigaciones de la PF, existió un plan ideado por militares para llevar a cabo un golpe de Estado, y que implicaba asesinar, por disparo o envenenamiento, a Lula, Alckmin y al juez del Supremo Tribunal Federal (STF), Alexandre De Moraes.
Durante su discurso, Lula dejó claro que no quiere iniciar una persecución. "Yo no quiero envenenar a nadie, yo no quiero perseguir a nadie. La única cosa que quiero es que cuando termine mi mandato, la gente desmoralice con números a aquellos que gobernaron antes que nosotros", enfatizó.
Continuó señalando que, lo que quiere, al final de su mandato, es "medir con números" quién construyó más escuelas, cuidó a los pobres, construyó carreteras y puentes, y pagó más el salario mínimo. "Eso es lo que quiero medir, porque es lo que cuenta en el resultado de la gobernanza", mencionó.