Phi-Sat-2 es obra de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la compañía Open Cosmos, con la colaboración de otras entidades.
Pese a sus reducidas dimensiones, de tan solo 22 x 10 x 33 centímetros, el satélite Phi-Sat-2 está equipado con una cámara multiespectral de diseño avanzado que opera en siete bandas diferentes en la franja de la luz visible y la del infrarrojo cercano; y un potente ordenador dotado de inteligencia artificial que analiza y procesa imágenes en tiempo real, lo que promete ofrecer formas más inteligentes y eficientes de observar nuestro planeta.
Habitualmente, el procesamiento mediante inteligencia artificial de datos recolectados en el espacio tiene lugar en la Tierra, una vez que dichos datos han sido transmitidos desde la nave al centro de control. En cambio, el Phi-Sat-2 realizará ese procesamiento por su cuenta y en tiempo real. En vez de tener que transmitir grandes cantidades de datos en bruto desde la nave a la Tierra, los programas de inteligencia artificial instalados a bordo pueden procesar estas imágenes directamente, garantizando que solo se envíe a la Tierra la información importante. Esta innovación agiliza la recepción de dicha información, algo vital en situaciones de emergencia o ante fenómenos de alto interés científico pero muy breves.
Con diversos programas de inteligencia artificial a bordo, el satélite está diseñado para convertir imágenes en mapas, detectar nubes en las imágenes, clasificar esas nubes y proporcionar información sobre la distribución de dichas nubes, detectar y clasificar buques, comprimir imágenes a bordo para su reconstrucción en la Tierra reduciendo así el tiempo de descarga, captar anomalías en los ecosistemas marinos y detectar incendios forestales, entre muchas otras cosas.
Todo esto le permite hacer cosas como trazar mapas de calles y carreteras a partir de las imágenes que capta, una habilidad aportada por la empresa CGI. Ante catástrofes como inundaciones o terremotos, esto será de enorme utilidad para los equipos de primeros auxilios, ya que Phi-Sat-2 les ayudará a saber rápidamente qué carreteras son transitables, para así poder llegar a los puntos de los rescates y trasladar heridos a hospitales.
También es capaz de detectar y clasificar por su cuenta buques en regiones especificadas, facilitando la vigilancia de las actividades náuticas y la identificación de la pesca ilegal y de algunas otras actividades delictivas. Esta habilidad la ha aportado la empresa CeiiA.
Otra de las habilidades del Phi-Sat-2, aportada por la empresa IRT Saint Exupery Technical Research, es detectar en el mar proliferaciones masivas de algas peligrosas (“mareas rojas”), vertidos de petróleo (mareas negras) y algunas otras anomalías, de origen natural o artificial.
Otro talento de inteligencia artificial que el Phi-Sat-2 posee es el aportado por la empresa Thales Alenia Space, gracias al cual puede reconocer el fuego incontrolado y proporcionar información en tiempo real sobre los detalles de su avance, algo de gran ayuda para ayudar a los bomberos a sofocar dichos incendios y a identificar los riesgos inmediatos más peligrosos.
En definitiva, gracias a su inteligencia artificial, el Phi-Sat-2 es capaz de seleccionar lo más importante de entre todo lo que ve, y tomar decisiones rápidas, lo cual le permitirá centrarse de inmediato en acontecimientos y fenómenos importantes, como por ejemplo catástrofes.
Los programas de inteligencia artificial de a bordo pueden fácilmente ser modificados o cambiados por otros desde la Tierra. De hecho, dos de ellos han sido incorporados estando ya la nave en el espacio.
Phi-Sat-2 tuvo un predecesor: el Phi-Sat-1, lanzado al espacio en 2020. Fue el primer experimento de la ESA para demostrar cómo se puede utilizar la inteligencia artificial para la observación de la Tierra y allanó el camino para su sucesor, el Phi-Sat-2. (Fuente: NCYT de Amazings)