Desde mejorar la atención en entornos de alto riesgo, como la gestión del tráfico aéreo, hasta revivir la memoria en personas con demencia, la capacidad de mejorar la función cognitiva puede tener consecuencias de largo alcance. Una nueva investigación sugiere que la estimulación cerebral podría ayudar a lograr el objetivo de impulsar la función mental.
En el Laboratorio Reinhart de la Universidad de Boston, mis colegas y yo hemos estado examinando los efectos de una tecnología emergente de estimulación cerebral, la estimulación de corriente alterna transcraneal, o tACS, en diferentes funciones mentales en pacientes y personas sanas.
Durante este procedimiento, las personas usan una gorra elástica incrustada con electrodos que envían corrientes eléctricas débiles que oscilan a frecuencias específicas en el cuero cabelludo. Mediante la aplicación de estas corrientes controladas a regiones específicas del cerebro, es posible alterar la actividad cerebral empujando a las neuronas para que disparen rítmicamente.
¿Por qué serían beneficiosas las neuronas que disparan rítmicamente? La investigación sugiere que las células cerebrales se comunican de manera efectiva cuando coordinan el ritmo de su activación. Críticamente, estos patrones rítmicos de actividad cerebral muestran marcadas anomalías durante las enfermedades neuropsiquiátricas. El propósito de tACS es inducir externamente la actividad cerebral rítmica que promueve una función mental saludable, particularmente cuando el cerebro no puede producir estos ritmos por sí solo.
Sin embargo, tACS es una tecnología relativamente nueva y aún no está claro cómo funciona. Si puede fortalecer o revivir los ritmos cerebrales para cambiar la función mental ha sido un tema de debate considerable en el campo de la estimulación cerebral. Mientras que algunos estudios encuentran evidencia de cambios en la actividad cerebral y la función mental con tACS, otros sugieren que las corrientes que normalmente se usan en las personas pueden ser demasiado débiles para tener un efecto directo.
Cuando se enfrenta a datos contradictorios en la literatura científica, puede ser útil realizar un tipo de estudio llamado metanálisis que cuantifique la consistencia de la evidencia en varios estudios. Un metanálisis anterior realizado en 2016 encontró evidencia prometedora del uso de tACS para cambiar la función mental. Sin embargo, el número de estudios se ha más que duplicado desde entonces. El diseño de las tecnologías tACS también se ha vuelto cada vez más sofisticado.
Nos propusimos realizar un nuevo metanálisis de estudios que utilizan tACS para cambiar la función mental. Hasta donde sabemos, este trabajo es el metanálisis más grande y completo hasta la fecha sobre este tema, que consta de más de 100 estudios publicados con un total combinado de más de 2800 participantes humanos.
Después de compilar más de 300 medidas de función mental en todos los estudios, observamos una mejora constante e inmediata en la función mental con tACS. Cuando examinamos funciones cognitivas específicas, como la memoria y la atención, observamos que tACS produjo las mejoras más fuertes en la función ejecutiva, o la capacidad de adaptarse frente a información nueva, sorprendente o contradictoria.
También observamos mejoras en la capacidad de prestar atención y memorizar información durante períodos de tiempo cortos y largos. Juntos, estos resultados sugieren que tACS podría mejorar particularmente tipos específicos de función mental, al menos a corto plazo.
Para examinar la efectividad de tACS para aquellos particularmente vulnerables a los cambios en la función mental, examinamos los datos de estudios que incluyeron adultos mayores y personas con afecciones neuropsiquiátricas. En ambas poblaciones, observamos evidencia confiable de mejoras en la función cognitiva con tACS.
Curiosamente, también encontramos que un tipo especializado de tACS que puede dirigirse a dos regiones del cerebro al mismo tiempo y manipular cómo se comunican entre sí puede mejorar o reducir la función cognitiva. Este efecto bidireccional sobre la función mental podría ser particularmente útil en la clínica. Por ejemplo, algunas condiciones psiquiátricas como la depresión pueden implicar una capacidad reducida para procesar recompensas, mientras que otras como el trastorno bipolar pueden implicar un sistema de procesamiento de recompensas muy activo. Si tACS puede cambiar la función mental en cualquier dirección, los investigadores pueden desarrollar diseños flexibles y específicos que satisfagan necesidades clínicas específicas.
Los desarrollos en el campo de tACS están acercando a los investigadores a la posibilidad de mejorar de forma segura la función mental de una manera no invasiva que no requiere medicación. La evidencia estadística actual en la literatura sugiere que tACS es prometedor, y mejorar su diseño podría ayudarlo a producir cambios más fuertes y duraderos en la función mental. (theconversationglobal)