“Dado que las decisiones cruciales sobre nuestras vidas se toman cada vez más en línea, con las empresas privadas desempeñando un papel descomunal, tener una plaza pública digital abierta y segura nunca ha sido más importante”, dijo Türk.
Sin embargo “vemos Estados que luchan, y a menudo fallan, en proteger el espacio cívico en línea y a quienes lo usan, oscilando entre un enfoque de laissez-faire (dejar hacer) y regulaciones demasiado amplias”.
El primer enfoque “ha permitido que la violencia y el discurso de odio peligroso no se controlen”, mientras que las regulaciones amplias o vagas son “utilizadas como garrote contra quienes ejercen su derecho a la libertad de expresión, incluidos los periodistas y defensores de derechos humanos”.
Proteger y expandir el espacio cívico “es la única manera de permitirnos a todos desempeñar un papel en la vida política, económica y social, en todos los niveles, desde lo local hasta el nivel mundial”, destacó el principal responsable de derechos humanos de la ONU desde sus oficinas en esta ciudad suiza.
Sostuvo que las grandes empresas deberían intensificar y aumentar su inversión para prevenir y responder a los daños en línea, especialmente en el entorno de habla no inglesa.
“Dado que las decisiones cruciales sobre nuestras vidas se toman cada vez más en línea, con las empresas privadas desempeñando un papel descomunal, tener una plaza pública digital abierta y segura nunca ha sido más importante”: Volker Türk.
“Hacer negocios en cualquier lugar requiere asegurarse de que pueda hacerlo de manera segura, de acuerdo con los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos” señalados por la ONU.
Los Estados deben redoblar sus esfuerzos para proteger y ampliar el espacio cívico como requisito previo para que las personas disfruten de forma sostenible de todos los demás derechos consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Ello comprende, recalcó Türk, desde el acceso a la atención de la salud y al agua potable hasta la educación de calidad, la protección social y derechos laborales.
Por contraste, la presión sobre el espacio cívico continúa, “a pesar de la inspiradora participación de los grupos de la sociedad civil”, entre los que mencionó a defensores de derechos humanos, periodistas, sindicalistas, ambientalistas, defensores de derechos LGBTIQ+, y activistas feministas, juveniles y contra el racismo.
Esa presión incluye la represión de las reuniones pacíficas, los cierres de Internet y la intimidación y el acoso en línea.
Türk también ha expuesto que “los Estados miembros de las Naciones Unidas han declarado en muchas ocasiones que los derechos vigentes fuera de línea también se aplican en el entorno digital, aunque no resulta tan sencillo trasladar esta máxima a las normativas y a la práctica”.
Las personas, sostuvo el alto comisionado, “tienen derecho en cualquier lugar del mundo a usar Internet para acceder a información y para expresar sus opiniones, de forma segura, conservando su derecho a la privacidad, a la no discriminación, y a que se respeten sus puntos de vista y que sean tenidos debidamente en cuenta”.
Finalmente insistió en que “la sociedad civil es un factor clave de confianza entre los gobiernos y las personas a las que sirven y, a menudo, es el puente entre ambos. Para que los gobiernos reduzcan las barreras a la participación pública, deben proteger ese espacio, en beneficio de todos, tanto en línea como fuera de ella”. (IPS - A-E/HM)