Las comidas escolares “tienen un papel vital en el mundo de hoy, que lidia con una crisis alimentaria que puede privar a millones de niños de su futuro. En muchos países, la comida que un niño recibe en la escuela puede ser la única que obtenga ese día”, dijo Carmen Burbano, directora de Programas Escolares en el PMA.
A principios de 2020, antes de que la pandemia provocara el cierre generalizado de colegios, 388 millones de niños de todo el mundo se beneficiaban de las comidas escolares diarias, y hoy 418 millones -30 millones más- están recibiendo una comida en la escuela
Todavía son apenas 41 % de los cursantes de educación primaria en el mundo, y mientras se atiende a 61 % de alumnos en las naciones ricas, en los países pobres el beneficio llega solo a 18 % de los escolares.
El número de niños alimentados en la escuela en los países de bajos ingresos todavía está cuatro por ciento por debajo de los niveles anteriores a la pandemia, y en ocho naciones africanas menos de 10 % de los niños en edad escolar reciben educación gratuita con comida subsidiada en la escuela.
El informe del PMA “El estado de la alimentación escolar en el mundo” reconoció sin embargo los avances en 2022 y el respaldo, en gran medida, a través de los presupuestos nacionales, y a que la mayoría de los gobiernos adoptan políticas que ayudarán a garantizar que se mantengan firmes a largo plazo.
Se reporta que 75 países se han unido en una coalición, de gobiernos, organizaciones civiles y entidades como el propio PMA, que busca asegurar que para 2030 todos los niños puedan recibir una comida diaria y nutritiva en la escuela.
“Las comidas escolares tienen un papel vital en el mundo de hoy, que lidia con una crisis alimentaria que puede privar a millones de niños de su futuro. En muchos países, la comida que un niño recibe en la escuela puede ser la única que obtenga ese día”: Carmen Burbano.
El informe argumenta que el almuerzo atrae a más estudiantes a la escuela, sobre todo niñas, les permite aprender mejor cuando están allí, y les ayuda a mantener una buena salud que, combinada con educación, ofrece a los menores de los países de bajos ingresos la mejor ruta para salir de la pobreza y la desnutrición.
Las investigaciones del PMA han demostrado que los programas de comidas escolares pueden aumentar las tasas de inscripción en nueve por ciento, y la asistencia a clases en ocho por ciento, por ejemplo.
Además impulsan las economías locales, favoreciendo en particular a los sectores agrícola, educativo, sanitario y de protección social, con ahorros de nueve dólares por cada dólar invertido.
El informe sostiene que en la esfera de la agricultura, ayuda especialmente a los pequeños agricultores.
Ello porque los programas de comidas escolares pueden comprar más alimentos dentro de las comunidades y combinar dietas de calidad con la producción local, aumentando la agrobiodiversidad, fortaleciendo la soberanía alimentaria y respondiendo de manera proactiva al cambio climático, según el PMA.
Esos programas han creado aproximadamente cuatro millones de empleos en 85 países, es decir, 1377 puestos de trabajo por cada 100 000 niños alimentados. A nivel mundial, la industria de esas comidas reporta 50 000 millones de dólares anuales.
La mayoría de los puestos de trabajo creados y sostenidos están relacionados con la preparación de comidas, beneficiando a cocineros locales y pequeñas empresas de catering, la mayoría de las cuales están dirigidas por mujeres.
El PMA subraya que en un momento en que 345 millones de personas enfrentan niveles críticos de hambre, incluidos 153 millones de niños y jóvenes, las comidas escolares son un aporte de seguridad fundamental para las familias vulnerables.
Las inversiones en alimentación escolar “son más bajas donde los niños necesitan más esas comidas. Necesitamos ayudar a los países de bajos ingresos a encontrar formas más sostenibles de financiar estos programas”, lo que requiere acción puntual de los países donantes y aumento en la inversión nacional, concluyó Burbano. (IPS - A-E/HM)