Más de 200 organizaciones se concentran y marchan desde la Casa Blanca. Entre los simpatizantes y organizadores figuran ANSWER Coalition, CODEPINK, People's Forum, Veterans for Peace, Black Alliance for Peace, Roger Waters, Palestinian Youth Movement, DSA International Committee, Leonard Peltier y Samidoun Palestinian Prisoners Solidarity Network.
Brian Becker, director ejecutivo de la coalición ANSWER Coalition, afirmó que "el Gobierno estadounidense cree que si puede debilitar a Rusia, si puede derrotar a Rusia en la guerra de Ucrania, acelerará sus planes para una confrontación militar con China".
Hoy estamos restableciendo un nuevo movimiento antibelicista porque la amenaza de conflicto por parte de las grandes potencias se está haciendo grande. Esto no es una exageración. No es una hipérbole", expresó citado por el Peoples dispatch.
El 4 de marzo, Estados Unidos dio a conocer un nuevo paquete de ayuda militar para el Gobierno de Ucrania por un valor de 400 millones de dólares. Esto ocurre después de que a finales de febrero, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, confirmara en Ucrania el envío de una transferencia inicial de 1.250 millones de los 9.900 millones de dólares de apoyo presupuestario aprobado por Washington para Kiev.
Desde el inicio de la operación especial rusa para desnazificar Ucrania, la Administración del demócrata Joe Biden destinó más de 75.000 millones de dólares en asistencia a Kiev, que incluye apoyo humanitario, financiero y militar, según el Instituto Kiel para la Economía Mundial, con sede en Alemania.
La implicación de Estados Unidos en el conflicto ucraniano está socavando el entorno político y económico del propio país, escribió Douglas Macgregor, ex asesor jefe del Pentágono y coronel retirado del Ejército estadounidense, en su artículo para 'The American Conservative'.
Actualmente, según el autor, la economía de EEUU se enfrenta a "un giro oscuro".
"La creciente constatación de que la capacidad militar-industrial estadounidense y europea no puede seguir el ritmo de las demandas ucranianas de municiones y equipos es una señal ominosa a enviar durante una guerra por poderes cuando Washington insiste en que su sustituto ucraniano está ganando", señaló.
Además, Macgregor subrayó que Rusia se mostró mejor preparada que Occidente para luchar y se aseguró hábilmente el apoyo a su causa en América Latina, África, Oriente Próximo y el sur de Asia.
"El hecho de que las sanciones económicas de Occidente perjudicaran a las economías estadounidense y europea, al tiempo que convertían al rublo ruso en una de las monedas más fuertes del sistema internacional, apenas fortaleció la posición mundial de Washington", profundizó.
En resumen, continuó, la estrategia militar de Washington para debilitar, aislar o incluso destruir a Rusia "es un fracaso colosal, y el fracaso sitúa la guerra por poderes de Washington con Rusia en una senda verdaderamente peligrosa".
En palabras de Macgregor, cuanto más gasta Washington en casa y en el extranjero para proseguir el conflicto ucraniano, "más se acerca la sociedad estadounidense a la agitación política y social interna", y son "condiciones peligrosas para cualquier república". De esto se desprende, prosiguió, una crisis de confianza de los estadounidenses en las autoridades del país.
"La mayoría de los estadounidenses tienen razón en desconfiar de su Gobierno y en estar descontentos con él. (...) Es hora de que la Administración Biden encuentre la manera de dar un giro para sacar a Washington D. C. de su conflicto ucraniano mediado contra Rusia. No será fácil", concluyó el analista.
El 9 de marzo, la Casa Blanca publicó la propuesta de Biden que incluye 842.000 millones de dólares para el Departamento de Defensa, 10.500 millones para asistencia humanitaria en todo el mundo y 1.700 millones en fondos para ayudar a Ucrania en su conflicto contra Rusia. El legislador republicano Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, calificó la propuesta de presupuesto de "poco seria" y la criticó por incrementar la carga tributaria para los contribuyentes.
Hay razones ocultas que tendrían EEUU y la OTAN para financiar la guerra en Ucrania y enviarle armamento por miles de millones de dólares, asegura Roger Smith, columnista de 'American Thinker'.
Smith precisó que desde el 24 de enero de 2022 al 15 de enero de 2023 se han destinado un total de 76.800 millones de dólares, de los cuales 46.600 millones de dólares han tenido fines militares.
El monto con fines bélicos, es comúnmente representado por armas que fueron compradas décadas atrás, detalló. Es ahí donde hay un punto importante, manifiesta el autor. El armamento en servicio luego de 20 años debe ser desmilitarizado y eliminado, lo que conlleva un sustancial costo para EEUU y sus aliados.
De esta manera, los países que conforman la OTAN al donar sus armas viejas y a punto de ser desmilitarizadas evaden pagar lo que puede ser considerado por ellos una pérdida de dinero.
Aunque no es posible hacer estimaciones exactas, Smith, expone un ejemplo real, el que hace referencia a la compra de armas químicas durante la Guerra Fría y su posterior desmilitarización, que fue expuesto en un informe de 1985. En el texto, se establece que los costos totales de producción de tres sistemas binarios durante ocho años fueron de 2.749 millones de dólares y los gastos de eliminación correspondieron a 1.700 millones de dólares.
De esta manera, el columnista extiende el análisis al margen que tiene que ver con la entrega de armas a Ucrania, y plantea que es probable que su eliminación hubiese significado para los países de la alianza 35.000 millones de dólares. No obstante, Smith advierte que esta puede ser una sobrestimación, puesto que la eliminación de armas químicas es más costosa que en el caso de las armas convencionales que ha recibido Ucrania.
Conforme a lo anterior, el columnista sostiene que el suministro de armamento a Ucrania desde el punto de vista de los países occidentales ha sido algo razonable, cuando existían vastas reservas de municiones a punto de caducar. No obstante, EEUU y la OTAN se han quedado sin estos excedentes de munición.
Asimismo, concluye que el contexto político actual al interior de la alianza evidencia que no hay un interés de continuar apoyando a las fuerzas ucranianas, dado que en realidad creará nuevos costos para la producción de nuevas armas en lugar de evitar los costos de la desmilitarización de las armas antiguas.