Unas 9000 toneladas por mes que representan US$15 millones. En esos valores ronda la venta de huesos sin carne de la Argentina a China. Se trata de un negocio que creció como una alternativa para la industria frigorífica exportadora desde que el Gobierno de Alberto Fernández comenzó a intervenir en el mercado cárnico con restricciones para las ventas al exterior.
“Antes se exportaba el hueso con carne, pero cuando se prohibió la exportación de varios productos, entre ellos los cuartos delanteros y traseros con hueso, y quedó liberada la del hueso con apenas un milímetro de carne, la industria los empezó a vender para responder a la demanda de China. Hoy ya es un subproducto más, que tiene un volumen grande y constante”, indicó a LA NACION Miguel Jairala, asesor económico y de mercados del Consorcio de Exportadores de Carnes (ABC).
En mayo del año pasado, Fernández aplicó un cepo del 100% a las ventas al exterior con la excusa de estabilizar el precio de la carne en el mercado interno. Excluyó de esa traba a las cuotas arancelarias para Europa y los Estados Unidos. Luego flexibilizó el cepo con un cupo del 50% y hoy, además de continuar “administradas” las exportaciones, hay una veda para exportar siete cortes populares [asado con o sin hueso, falda, matambre, tapa de asado, nalga, paleta y vacío].
Jairala detalló que, de las 6000/7000 toneladas de hueso que antes del cepo se le vendían a China con “algo de carne”, se pasó a aproximadamente 9000 toneladas “prácticamente sin nada de carne”.