Hace tiempo que Israel no mostraba tanto malestar hacia su aliado más importante, Estados Unidos. El motivo es la decisión de abrir una investigación sobre la muerte de la periodista palestina-estadounidense Shireen Abu Akleh el pasado mes de mayo en una operación del Ejército israelí contra milicianos palestinos en el norte de Cisjordania. Aún no está claro el arranque y el recorrido de la investigación a cargo del FBI pero la decisión del Departamento de Justicia-filtrada en Israel y de la que no era conocedora la Casa Blanca- ha provocado que el primer ministro Yair Lapid y el titular de Defensa, Benny Gantz, reaccionen, tras la sorpresa inicial, con contundencia. Y de forma inusual teniendo en cuenta su cercanía a EE.UU y en concreto a su actual Administración más allá de la tradicional relación bilateral.
"Los soldados no serán investigados por el FBI o ningún otro organismo o país extranjero sin importar lo amigo que sea. No dejaremos tirados a nuestros soldados ante investigaciones extranjeras", declaró Lapid revelando que transmitió su "enérgica protesta a los niveles apropiados" en EE.UU. El líder israelí centrista, que mostró su apoyo a los soldados "que actúan de forma ética en situaciones complejas para evitar atentados terroristas contra nuestros ciudadanos", no oculta su indignación por la investigación anunciada en un correo electrónico enviado al ministerio de Justicia israelí. Si no hay sorpresas, Lapid será sustituido en unos días por Benjamín Netanyahu que obtuvo una mayoría suficiente para formar Gobierno en las elecciones del 1 de noviembre.
"ES UN GRAVE ERROR"
Gantz fue el primero en reaccionar señalando que su Ejército ya realizó una "investigación profesional e independiente compartiendo sus conclusiones con los estadounidenses" y adelantó que no cooperarán con "una investigación externa" ni permitirán "ninguna interferencia en los asuntos internos de Israel". "La decisión del Departamento de Justicia estadounidense de realizar una investigación sobre el trágico fallecimiento de Shireen Abu Akleh es un grave error", añadió.
La sorpresa en la cúpula militar y política de Israel se debe al hecho que el análisis de expertos estadounidenses de la bala que impactó en la cabeza de la reportera de la cadena Al Yazira coincidió en verano con las dos principales conclusiones de la investigación militar israelí difundida en septiembre: Por un lado, "no es posible determinar de forma inequívoca" el origen de la bala debido a su precario estado y, por otro, "la alta probabilidad" de que Abu Akleh murió del disparo por error e involuntario de uno de sus soldados durante el choque con milicianos en el campo de refugiados de Yenin.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP), que al igual que la familia de la famosa periodista y Catar (dueña de la cadena de televisión) acusaron desde el primer momento al Ejército israelí de matarla deliberadamente, ha aplaudido la decisión estadounidense. "Fue un asesinato y los responsables deben rendir cuentas", sentencia la ANP.
"Esperamos que sea un punto de inflexión en la investigación de la muerte de Shireen. Es muy importante hacer rendir cuentas a los responsables y evitar delitos similares", afirmó el hermano de Abu Akleh, Tony. En un comunicado, la familia Abu Akleh mostró su satisfacción y exigió que la investigación sea "verdaderamente independiente y creíble". "Pedimos a todas las partes con cualquier prueba que respondan a las peticiones de investigación de Estados Unidos y no entorpezcan el camino de la justicia", añadió con la esperanza y demanda de que "los responsables de esta atrocidad rindan cuentas".
Investigaciones de varios medios internacionales apuntaron que la letal bala procedió de la posición de los soldados israelíes y resaltaron que Abu Akleh y varios compañeros suyos llevaban el chaleco de prensa esa mañana del 11 de mayo en la que cubrían los enfrentamientos armados en Yenin.
LA PRESIÓN DE LA FAMILIA
El "consuelo" en Israel es que no parece una señal del presidente Joe Biden sino una decisión del Departamento de Justicia teniendo en cuenta en primer lugar que la víctima tenía nacionalidad estadounidense y que una investigación de este tipo no es algo raro. En segundo lugar, ha influido la presión de la familia y sobre todo del sector más izquierdista y propalestino del Partido Demócrata y de decenas de congresistas y senadores para la apertura de las pesquisas del FBI de un caso que tuvo mucho eco mediático. En tercer lugar, quizá ha contribuido el hecho que la Fiscalía militar israelí decidiese no abrir una investigación criminal alegando no tener evidencias que soldados dispararan de forma deliberada contra la periodista presente en un complejo contexto de enfrentamiento armado.
"Yo supongo que hubo presiones políticas que quizá causaron esta decisión pero en cualquier caso no cooperaremos con esta investigación externa aunque sea de un país amigo. Israel compartió con EE.UU las conclusiones de nuestra investigación", declaró el ministro israelí de Justicia Gideon Saar al Canal 12.
Israel no tiene la obligación legal de cooperar con esta investigación del FBI y todo depende de la presión política y diplomática que ejerza EE.UU. Aunque es posible que no termine como desearía la familia de Abu Akleh o la ANP, la apertura de una investigación se puede interpretar como una muestra de desconfianza sobre la realizada por su gran aliado regional y su capacidad de asumir responsabilidades.
Un golpe inesperado para Israel. Su enfado también se refleja en los comentarios críticos en el tuit del embajador estadounidense Tom Nides en el que condenaba el atentado palestino que este martes segó la vida de tres ciudadanos israelíes. "¿El FBI también lo investigará?", le preguntaron varios israelíes.
La investigación del FBI aumentará las posibilidades, ya elevadas, de que sea tensa la relación entre la Administración Biden y la nueva coalición del "republicano" Netanyahu que, a diferencia del pasado, no incluirá, al menos al principio, ningún partido de centro o izquierda. A Nides se le acumulará el trabajo. (EFE)