La anterior fecha, anunciada hace apenas tres semanas, era el 1 de mayo. De hecho, 14 de los 50 estados que forman el país tienen ya vacunas accesibles para todo el que desee. En EEUU se han dado ya 167 millones de vacunas, es decir, más del doble que en la UE, pese a que su población es un 26,5% menor. La quinta parte de la población está ya totalmente vacunada, y otro 12,8% ha recibido una dosis, según la agencia de noticias Bloomberg. Ese país ha autorizado por ahora tres vacunas: la de Pfizer y BioNTech, la de Moderna, y la de Jassen (de Johnson & Johnson). La de AstraZeneca, la más usada en Europa, no ha recibido todavía la luz verde de las autoridades estadounidenses. De esta manera, la Casa Blanca espera lograr su objetivo de permitir reuniones familiares y de amigos el 4 de julio, que es el día nacional de Estados Unidos, y alcanzar la inmunidad de grupo, que llegaría con alrededor del 75% de la población mayor de 16 años vacunada, a finales de julio. Para Biden es un objetivo político de la mayor importancia, dado que el presidente ha fiado hasta ahora su gestión a la lucha contra el Covid-19. La pésima gestión de la pandemia por Donald Trump, que incluso llegó a estar hospitalizado por Covid-19 a falta de menos de un mes para las elecciones, fue lo que permitió a Joe Biden ganar las elecciones del 3 de noviembre. El actual presidente ha apostado su presidencia a la eliminación de la crisis sanitaria, primero, y a la recuperación de la economía, después. Como parte de esa estrategia política, Biden ha combinado la expansión de la política de vacunación y el refuerzo de las restricciones a la movilidad con, simplemente, el anuncio como grandes objetivos de unas cifras que ya se iban a alcanzar simplemente en función de los sistemas previamente establecidos para la producción y distribución. Así, el presidente primero anunció con gran alharaca el objetivo de que, en los primeros 100 días de su mandato, se administraron 100 millones de dosis. Era prácticamente imposible no lograr esa cifra, puesto que el 19 de enero, el último día de la Presidencia de Donald Trump, 927.000 personas fueron vacunadas. Logrado, con creces, ese objetivo imposible de fallar, Biden ha doblado la apuesta a 200 millones de vacunas en sus primeros 100 días.Ésas son ya cifras mayores. El sábado, por ejemplo, EEUU administró 4,1 millones de vacunas. Al ritmo actual, la primera potencia mundial podría alcanzar la barrera del 75% no a finales de julio, sino un mes antes. Los réditos políticos para la Casa Blanca de ese hito serían enormes. Más aún cuando Biden ha lanzado un plan de infraestructuras y energías renovables por valor de 2,25 billones de dólares (1,9 billones de euros) para los próximos 10 años y planea otro más, de carácter social, por un importe similar. El objetivo de la Casa Blanca es demostrar que el Estado es eficaz a la hora de coordinarse con el sector privado para hacer frente a los retos del país. y, para ello, nada mejor que acabar con la pandemia. De hecho, EEUU está empezando a considerar la posibilidad de empezar la vacunación de los niños en el otoño. El avance en la vacunación no quiere decir que la lucha contra el Covid esté ganada. Ni mucho menos. Tras tocar un mínimo de ocho meses de 60.000 positivos diarios en marzo, el número de nuevos casos se ha estabilizado entre 70.000 y 90.000 a medida que los estados van levantando los confinamientos. La cifra de muertos lleva varios días por debajo de los 1.000 diarios. En EEUU han muerto hasta la fecha 555.777 personas, de acuerdo con las estimaciones de la Universidad John Hopkins. (EFE)