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Entre los dirigentes de la CGT es cada vez más frecuente escuchar críticas duras contra el Gobierno. El malestar sindical apunta, sobre todo, a la gestión de la crisis que trazó el coronavirus y a la falta de indicadores positivos en la macroeconomía, lo que dificultaría el avance del acuerdo de precios y salarios que se activó hace apenas dos meses. Pronostican en los gremios que la inflación de este mes sería de 4 por ciento. De ser así, el primer trimestre acumularía un alza superior al 13% y consumiría un tercio de la pauta de inflación de 29% fijada por el ministro Martín Guzmán para todo el año.
Ante el rebrote de contagios y la posibilidad real de frenar otra vez la actividad económica, la cúpula cegetista se reunirá esta tarde en la sede de UPCN. No resultaría descabellado que de allí surja un pedido al Gobierno para evitar un cierre total de las industrias, reforzar los controles de precios ante la escalada inflacionaria e insistir sobre la necesidad de financiar el sistema de las obras sociales, con unas 30 prestadoras médicas con “una inviabilidad absoluta”, según fuentes sindicales.
En la agenda urgente, se debatirá sobre las eventuales restricciones que podrían imponerse ante la segunda ola de coronavirus. En la CGT hay una postura casi unánime: no hay margen para un cierre total. Sin embargo, admiten en la cúpula que las medidas restrictivas deberían apuntar a limitar el uso del transporte público y a cancelar las actividades de recreación.
“Tenemos que evitar que sea una catástrofe, tanto sanitaria como laboral. Nadie tiene claridad absoluta sobre lo que va a pasar en 10 días. Hay que resolver el tema del transporte, pero las industrias tiene que trabajar con protocolo”, dijo hoy jerárquico de la CGT que mantiene diálogo cotidiano con el gabinete de Alberto Fernández.
La preocupación de los gremios por la falta de financiamiento del sistema de salud encendió las alarmas. Sin la misma interlocución que tenían con Ginés González García, los dirigentes están todavía a la espera de un encuentro con la ministra de Salud, Carla Vizzotti. En la CGT reconocen que unas 30 obras sociales están en estado crítico, con una “inviabilidad absoluta”, y que el déficit mayor se dio por las coberturas de las prestaciones de alta complejidad. Estiman una pérdida del sistema de unos mil millones de pesos por mes, según dos sindicalistas que conocen desde hace años el rubro. También alertaron sobre los precios de los medicamentos.
Paritarias
El conflicto salarial del gremio de la Sanidad está de alguna manera ligado a la falta de recursos de las obras sociales. Hace dos semanas hubo asambleas y paros en clínicas, hospitales y laboratorios de todo el país por un reclamo aún irresuelto y que involucra a más de 230.000 trabajadores que están afectados a la pelea contra el coronavirus. Tuvo que intervenir el Ministerio de Trabajo, con el dictado de la conciliación obligatoria (está aún en curso) para garantizar la atención en las clínicas.
Durante 2020, el personal de la Sanidad obtuvo 7000 pesos de aumento. El gremio pide ahora un aumento de 15% para cubrir la inflación del año pasado y abrir en junio la negociación por el período 2021-2022. El jueves habrá una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo entre el sindicato y las cámaras empresarias. El conflicto tiene un componente político importante en medio de la crisis: el jefe de Sanidad es Héctor Daer, uno de los referentes de la CGT y sindicalista de confianza del Presidente.
La de Sanidad no es la única paritaria que está empantanada y que amenaza con minar el acuerdo de precios y salarios. Sucede lo mismo con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que pugna por un aumento de entre 32 y 35 por ciento para 2021, como con el sector petrolero, que amenaza mañana con un paro de actividades por un resarcimiento salarial por el acuerdo del año pasado. (LA NACION)