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La pandemia de Covid-19 obligó a la parálisis y el encierro. Una contingencia que Reino Unido ha sufrido con particular dureza, solo aplacada en la actualidad con su ambiciosa campaña de vacunación, el único antídoto que la ciencia puso a disposición a tamaño desafío. Mientras surte efecto y el Gobierno idea planes de desescalada, los británicos extrañan acciones tan cotidianas como ir por una cerveza con sus amigos, toparse con anuncios de la realeza o estar pendientes de los airados y emocionantes debates en Westminster. Aquí un repaso de esas arraigadas actividades y su transformación:
Euforia en el Palacio de Westminster
La Cámara de los Comunes es un referente de democracia en el mundo. Sus debates son tan apasionantes, efusivos y emocionantes que presenciar uno de ellos es una experiencia inolvidable. Allí ha habido muchos momentos memorables, como los discursos de Winston Churchill en plena Segunda Guerra Mundial.
En el recinto, el primer ministro es confrontado todos los miércoles al mediodía. Mientras el premier habla, los diputados del partido de oposición, que se sientan justo en frente de las bancas del gobierno, chiflan, gritan y otros se dan golpes en las piernas para enfatizar su descontento. También lo interroga su propia bancada o 'backbenchers'.
Desde abril, cuando iniciaron los confinamientos, el Parlamento dio un paso al mundo digital. De 650 diputados, solo 50 pueden estar en este edificio gigante para mantener la distancia social.
“Realmente estamos usando la Cámara como un estudio de televisión gigante que ejecuta una transmisión exterior diaria con invitados de todo el país”, resumió Matthew Hamlyn, el 'clerk' o uno de los administradores de la Cámara de los Comunes, en entrevista con France 24.
“Permitir a los parlamentarios participar en los debates por video-link representa uno de los mayores cambios en nuestros procedimientos durante más de 700 años. Muestra que el Parlamento realmente abrió el camino en una respuesta innovadora a la crisis”, afirma Hamlyn.
Los debates son, desde entonces, en línea... menos efusivos, poco espontáneos, sin gritos ni mucho ruido. No permiten sentir una confrontación real.
“Algunos miembros sienten que es más difícil escudriñar a los ministros de manera efectiva a través de Zoom y hay una pérdida de la atmósfera de “big match”, como los partidos de fútbol que ahora se juegan sin una multitud. Pero otros han argumentado que la cámara más silenciosa permite debates menos ruidosos y más serios”, sostiene Hamlyn.
La votación es uno de los momentos más emocionantes. Antes del virus, cada diputado debía ir al lado del 'Sí' o del 'No', dependiendo de cómo quisiera votar. Luego, cuando se tiene el resultado, tres diputados comunicaban el voto con un protocolo único. Luego, había aplausos o un "¡noooo!", pero siempre chiflatina.
“La Cámara cambió sus reglas de procedimiento para permitir el uso extensivo de votos por poder, de modo que un pequeño número de parlamentarios pueda emitir votos en nombre de los 650 diputados”, señala Hamlyn.
La monarquía más famosa del mundo
Los eventos y la vida de la familia real interesan no solo a locales, sino que son una fuente de turismo para el país.
La Reina Isabel II, jefa del Estado británico y una de las mujeres más famosas del mundo, ha sido vista muy pocas veces desde que empezaron los confinamientos en 2020.
“La pandemia ha hecho que los ‘royals’ sean menos visibles y posiblemente menos significativos”, afirma la directora de la Foreign Press Association en Londres, Deborah Bonetti.
Desde entonces, la monarca ha permanecido con su esposo, el Duque de Edimburgo, en estricto aislamiento por su edad, (casi 95 años) aunque ha aparecido en televisión un par de ocasiones para enviar fortaleza al país en medio de la crisis.
Por su parte, el príncipe Carlos, su esposa Camilla, William y Kate, y otros han seguido con sus tareas, especialmente, para apoyar la labor de quienes atienden la pandemia directamente.
Los 'royals' también se han adaptado rápidamente a las videollamadas para seguir estando presentes, pero estos encuentros 'online' no causan el mismo efecto.
“La gente en general, y los británicos en particular, aman la pompa y la tradición. Están demasiado preocupados por sobrevivir a la pandemia, por ahora, pero una vez que termine el encierro y la población esté vacunada, la familia real volverá a ocupar ese estado exaltado en la imaginación de la gente, con sus tiaras, caballos y carruajes. Sobrevivirán a esto, como sobrevivieron a todo lo demás hasta ahora”, señala Bonetti.
Los 'Garden Party', que se celebran en los fastuosos jardines del Buckingham Palace, a los que la reina invita a cientos de personas que trabajan en organizaciones de caridad, fueron cancelados este año.
Pero se espera que la tradicional parada militar 'Trooping the Colour', con la que se celebrará el cumpleaños 95 de la reina, se celebre en junio.
Nostalgia por el pub
No importa en qué rincón del Reino Unido se esté. Siempre hay un pub. Este no es solo un lugar para disfrutar las icónicas cervezas, es parte fundamental de lo que es ser británico. Aquí no solo se desayuna, almuerza o cena, sino que se llora, se conquista, se celebra, se pelea, se casa, se divorcia y sobre todo se vive.
Una de las actividades que más se extrañan en los días del confinamiento, es esa: la libertad de ir al pub.
“Ahora más que nunca la gente necesita esperanzas de reconexión social en un futuro cercano. La reapertura de los pubs, como el corazón de la comunidad, permitirá a las familias y amigos volver a conectarse en un lugar acogedor, seguro y regulado, algo que todos hemos perdido", explicó a France 24 la vocera de la Asociación Británica de Cervezas y Pubs.
En verano de 2020, cuando se permitió que los pubs y restaurantes abrieran con medidas de distancia social, una parte de ser británico revivió por un tiempo breve.
Las pérdidas para este sector, como para gran parte de la economía, han sido enormes. La Asociación Británica de Cervezas y Pubs asegura que las ventas de cerveza cayeron un 56 por ciento en 2020, lo que se traduce en una reducción de 7,8 billones de libras esterlinas.
Para volver a un nuevo tipo de normalidad, es necesario que la vacunación avance. El Gobierno prevé que la población adulta del país recibirá la primera dosis de la vacuna para finales de julio. Una meta ambiciosa pero esperanzadora. (RFI)