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A raíz de ello, se creyó que en adultos y niños, “ser gordo pero estar en buena forma" podría conllevar una salud cardiovascular similar a la de "ser delgado pero estar en baja forma". Esto ha dado lugar a propuestas de políticas sanitarias para priorizar la actividad física por encima de la pérdida de peso. En un nuevo estudio, se ha buscado aclarar los vínculos entre el nivel de actividad física, el peso corporal y la salud cardiovascular.
La investigación la ha realizado un equipo que incluye a Alejandro Lucia de la Universidad Europea en Madrid, y Pedro L. Valenzuela, de la Universidad de Alcalá, ambas instituciones en España. El estudio se titula “Joint association of physical activity and body mass index with cardiovascular risk: a nationwide population-based cross-sectional study” y se ha publicado en la revista académica European Journal of Preventive Cardiology.
Los autores del estudio analizaron datos de 527.662 adultos trabajadores asegurados por una importante compañía de prevención de riesgos laborales en España. La edad media de los participantes era de 42 años y el 32% eran mujeres.
Los participantes fueron clasificados en tres grupos según su índice de masa corporal: gente con peso normal, gente con sobrepeso y gente con obesidad. También fueron agrupados por nivel de actividad: gente con ejercicio físico suficiente (que llega a los niveles recomendados por las autoridades sanitarias), gente con ejercicio físico insuficiente (que no llega a esos niveles recomendados), y gente sin ejercicio físico.
La salud cardiovascular se determinó en función de los tres principales factores de riesgo de ataque al corazón y derrame cerebral: la diabetes, el colesterol demasiado elevado y la hipertensión arterial.
Aproximadamente el 42% de los participantes tenían un peso normal, el 41% tenían sobrepeso y el 18% eran obesos. La mayoría eran del grupo sin ejercicio físico (63,5%), mientras que el 12,3% eran del grupo con ejercicio físico insuficiente, y el 24,2% eran del grupo con ejercicio físico suficiente. Un 30% tenían el colesterol alto, un 15% tenían la tensión arterial alta y un 3% tenían diabetes.
Los autores del estudio investigaron las asociaciones entre cada grupo de peso corporal (determinado por el índice de masa corporal) y cada grupo de nivel de actividad y los tres factores de riesgo.
En cada uno de los tres niveles de peso corporal, tanto un nivel suficiente de ejercicio físico como un nivel insuficiente se relacionaban con una menor probabilidad de padecer diabetes, hipertensión arterial o colesterol alto, en comparación con la ausencia total de ejercicio físico. "Esto nos dice que todo el mundo, independientemente de su peso corporal, debería ser físicamente activo para salvaguardar su salud", advierte el Dr. Lucia.
En cada una de las categorías de peso corporal, las probabilidades de padecer diabetes e hipertensión disminuían a medida que aumentaba la actividad física. Esto significa que, por ejemplo, caminar 30 minutos al día es mejor que caminar 15 minutos al día; y que caminar estos 15 es mejor que no caminar nada.
Sin embargo, los participantes con sobrepeso y los obesos presentaban un mayor riesgo cardiovascular que sus homólogos con peso normal, independientemente de los niveles de ejercicio físico. Por ejemplo, en comparación con los individuos de peso normal que no hacían nada de ejercicio físico, los obesos que sí realizaban ejercicio físico tenían aproximadamente el doble de probabilidades de tener el colesterol alto, cuatro veces más probabilidades de tener diabetes y cinco veces más probabilidades de tener la presión arterial alta. Tal como razona el Dr. Lucía, el ejercicio físico no parece compensar los efectos negativos del exceso de peso. Este hallazgo también se observó en general en hombres y en mujeres cuando se analizaron por separado. (Fuente: NCYT de Amazings)