De acuerdo a la Academia Mexicana del Tequila, los hacendados que tenían posesión de tierras agaveras supervisaban los trabajos del campo montando a caballo. Llevaban consigo dos “guajes”, en uno había agua y en el otro tequila. Cuando bebían su tequila no lo hacían directamente del guaje como podría pensarse, lo servían en un receptáculo que solían llevar colgado en el cuello. El “caballito” no era de vidrio Para beber el tequila de un solo golpe, los hacendados lo servían en un cuerno de bovino recortado y ahuecado. Cuando se les preguntaba la razón de llevar el cuerno colgado, contestaban: “Es p’al tequila en el caballito”. De ahí es que cuando se crea el vasito de vidrio tequilero se le nombra popularmente caballito. El clásico vaso tequilero de vidrio tiene forma tiene forma de caña, con la boca más ancha y con un grueso fondo transparente; los hay de 1 y 2 onzas. El diseño del caballito, es usado en casas, como en bares y cantinas, es la manera tradicional de servir el tequila para un trago. Aunque hay varias versiones de vasos tequileros, de vidrio soplado con borde azul y también se creó una copa tequilera de Riedel, el tradicional caballito sigue siendo el favorito para el tequila derecho y si lo deseas, con un poco de sal y limón. Aun si tomas el tequila limpio no necesariamente tiene que ser en caballito, por su forma, una copa ayuda a disminuir el olor del alcohol, te permite apreciar y disfrutar más del aroma del destilado mexicano, es excelente para degustar tequilas suaves, añejos y reposados. Tampoco tienes que beber tu tequila de un solo trago, también lo puedes disfrutar a traguitos, al igual que un buen whiskey. Para maximizar el sabor, el tequila debe tomarse a temperatura ambiente. Aunque actualmente hay tendencias incluyen beber tequila frío e incluso helado. Si el tequila se enfría puede perder algunas de sus características de sabor y olor, según explica Casa Sauza. (EDNY)