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En menos de dos minutos, unas 500 tiendas de campaña azules eran desplegadas por migrantes, en su mayoría afganos, el lunes por la tarde, en la céntrica plaza de la República de París, en coordinación con varias asociaciones.
Un gesto que pretendía denunciar el comportamiento del gobierno, dejando a cientos de migrantes sin solución tras el desmantelamiento. Hace unos días, de un campamento de 3000 personas en Saint Denis, en la periferia norte de la capital francesa.
Apenas una hora después de instalarse en la Plaza de la República, la policía hace una violenta intervención para su evacuación con empujones, arrastrando personas e incluso patadas.
Las imágenes circularon rápidamente por redes sociales, escenas que chocaron incluso al ministro del Interior, Gerard Darmanin, partidario de mano dura en este terreno. Darmanin ha pedido un informe completo a la Prefectura de policía sobre todo lo ocurrido y anuncia que tomará medidas en consecuencia.
Las asociaciones que promovían esta ocupación simbólica e ilegal piden la apertura de plazas de acogida en un sistema real y digno para exiliados en estos tiempos de pandemia.
La Prefectura ha respondido que los migrantes deben presentarse en los puntos de recepción habilitados para que se les otorgue una solución de alojamiento, pero en ningún caso es aceptable la constitución de estos campamentos ilegales. Las fuerzas del orden aplican desde inicios de este año tolerancia cero con los campamentos a instancias de Didier Lallement prefecto de Policía de París. (RFI)