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Pero, ¿qué hace que las regiones donde comienzan los ataques de epilepsia sean diferentes de las partes del cerebro donde los impulsos eléctricos siguen pautas normales? Más importante aún: ¿qué impide que las zonas adyacentes a ellas sufran el mismo problema?
La respuesta a estas preguntas puede estar en un descubrimiento reciente que han hecho unos investigadores de la Universidad de Illinois en la ciudad estadounidense de Chicago.
El Dr. Jeffrey Loeb y sus colegas han encontrado que una proteína, llamada DUSP4, abunda mucho más en el tejido cerebral sano adyacente al tejido epiléptico que en este último.
Los resultados de esta investigación sugieren que aumentar los niveles de DUSP4 podría ser una nueva forma de tratar o incluso prevenir la epilepsia.
"Si las regiones cerebrales epilépticas se extendiesen por todo el cerebro sin nada que las detuviera, las convulsiones sobrepasarían la capacidad de resistencia del cerebro y no sería posible sobrevivir", explica Loeb.
Conforme se avanza por la frontera entre el tejido cerebral epiléptico y el tejido no epiléptico, se aprecian diferencias notables en los niveles de la proteína DUSP4. (Imagen: UIC / Jeffrey Loeb)
Ante la sospecha de la existencia de maneras naturales de aislar de otras áreas cerebrales a las áreas epilépticas, el equipo de Loeb buscó diferencias entre ambas clases de áreas en la frontera entre el tejido cerebral epiléptico y el tejido normal. Concretamente buscó rasgos que pudieran ayudar a prevenir la propagación de la epilepsia por otras zonas del cerebro. La diferencia significativa en los niveles de DUSP4 resultó llamativa.
Loeb y sus colegas están actualmente investigando posibles medicamentos que puedan aumentar la actividad de la DUSP4 con el fin de ayudar a tratar o incluso prevenir la epilepsia. (Fuente: NCYT de Amazings)