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Probaron con éxito su concepto en interiores con un enjambre de cuatro drones que volaron al unísono, cada uno llevando una esquina de una red. Actuando como un equipo, interceptaron el objetivo volador, lo atraparon en el aire como un insecto atrapado en una red y lo bajaron de forma segura al suelo.
Esta prueba fue parte de un proyecto de investigación y desarrollo de dos años dirigido por el laboratorio. Esa demostración condujo a la financiación de tres años de investigación y pruebas continuas para el proyecto MARCUS (Mobile Adaptive/Reactive Counter Unmanned System), que abordará las amenazas actuales y futuras a la seguridad nacional que plantean los sistemas de pequeñas aeronaves no tripuladas.
"Este es el futuro de la seguridad y la respuesta a incidentes", dijo Jon Salton, gerente del equipo de Sandia que trabaja en MARCUS. "Piensa en esto como un dron contra dron. Lo que tenemos que lograr es combinar las capacidades terrestres y aéreas para enfrentar más sólidamente la amenaza de los UAS en el futuro".
El gobierno estadounidense y la industria de la defensa han estado explorando formas de interceptar aviones no tripulados enemigos, y algunas organizaciones han tenido éxito en el despliegue de redes hacia objetivos desde drones individuales. La investigación de Sandia se basó en la coordinación de enjambres y el transporte de redes como un equipo.
El enjambre de drones en una demostración de Sandia en 2017 fue controlado por un sistema informático en tierra, dijo el director del proyecto David Novick.
sistema en su conjunto de manera apropiada", dijo. Esto es lo que permite a la aeronave optimizar su posición para interceptar los drones objetivo.
Sandia desarrolló algoritmos para sistemas de defensa móvil aérea durante el proyecto de 2017 porque los sistemas terrestres tienen limitaciones, dijo Salton. Por ejemplo, los radares terrestres tienen dificultades para identificar vehículos de baja altitud que supongan una amenaza a través de edificios y árboles. Los sistemas aerotransportados con sensores, utilizados en el proyecto MARCUS, podrían mejorar drásticamente la capacidad de mitigar las amenazas, incluso mientras la tecnología siga evolucionando. La idea de MARCUS es que los sistemas de drones tendrían la capacidad de interceptar pequeñas amenazas y mantenerlas a una distancia segura de las instalaciones y personas protegidas.
La investigación del proyecto MARCUS abarca tres fases: identificación, seguimiento y captura. Novick dijo que en la fase de identificación, los sensores de los drones se combinarán con los sistemas en tierra para escanear el entorno. Los sistemas informáticos utilizarán esta información para detectar los sistemas de aeronaves no tripuladas que supongan una amenaza.
Se podrían desplegar sistemas adicionales de aeronaves no tripuladas para rastrear y evaluar un vehículo enemigo, reunir información y predecir futuros movimientos, dijo Novick.
Si los drones enemigos fueran capturados, se llevarían a un lugar seguro, lejos del público o del personal de emergencias.
Los investigadores se enfrentan al reto de desarrollar un sistema que nunca ha sido creado antes, dijo Novick. Si el proyecto tiene éxito, múltiples agencias podrían beneficiarse de la tecnología, incluyendo el ejército, el Departamento de Seguridad Nacional, las policías y los organizadores de eventos.
El proyecto MARCUS está liderado por Sandia en colaboración con Rafael Fierro, profesor del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Computacional de la Universidad de Nuevo México. El proyecto está financiado por el Programa de Ciencia para la Paz y la Seguridad de la OTAN, e incorpora algoritmos avanzados financiados por la Dirección de Ciencia y Tecnología del Departamento de Seguridad Nacional. La labor se realiza en colaboración con el programa Armasuisse Science and Technology del Departamento Federal Suizo de Defensa, Protección Civil y Deportes. (Fuente: NCYT Amazings)