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La Unión Europea quiere establecer antes de fin de año las principales líneas del marco financiero plurianual, con un presupuesto de 1,3 billones de euros.
Pero Hungría, Polonia. República Checa y Eslovaquia se oponen a eventuales recortes en la política de cohesión destinada a reducir las disparidades económicas y sociales y promocionar el desarrollo sostenible en la UE.
"Ésta es una propuesta injusta, en tanto queremos que se haga justicia", dijo este martes en Praga el primer ministro húngaro, Viktor Orban, al margen de la cumbre de Amigos de la Cohesión, en la que participan primeros ministros y altos funcionarios de 17 países de Europa del sur, central y oriental, junto al comisario europeo del presupuesto, el alemán Gunter Oettinger.
"Ellos (los países más ricos) quieren reducir la cohesión con el objetivo de que los más pobres tengan menos dinero y los más ricos más. Es injusto", insistió.
Según el jefe del gobierno polaco, Mateusz Morawiecki, "es necesario convencer a los países más ricos, que han tenido más suerte históricamente, como Holanda, Bélgica, Dinamarca, Alemania o Francia, en cuanto a que esta distribución de fondos sea justa con los países de Europa central, víctimas de un colapso económico poscomunista inmerecido".
Su homólogo eslovaco, Peter Pellegrini, señaló: "es nuestro deber continuar financiando la política de cohesión hasta la eliminación de estas diferencias regionales".
Este presupuesto de la UE deberá considerar la partida del Reino Unido, un contribuidor neto, y nuevas prioridades (seguridad, migración, digital), intentando no perjudicar a políticas históricas, como el apoyo a la cohesión y la agricultura. (AFP)