El PIB británico se ha contraído por primera vez en los últimos seis años y medio, alimentando las predicciones realizadas por el Banco de Inglaterra acerca de la posible recesión a la que se puede enfrentar el Reino Unido a partir de principios del año que viene. La economía británica se encogió un 0,2% en el trimestre de abril a junio, en claro contraste con el 0,5% de crecimiento con el que se inició el 2019. El periodo coincide además con la dimisión de Theresa May y el inicio de la carrera por el liderazgo del partido conservador, momento en que se empezó a ver más cerca la posibilidad de que el Brexit se resolviese sin un acuerdo entre Londres y Bruselas. Una perspectiva que se ha ido confirmando durante el verano y que podría empeorar aún más los resultados del tercer trimestre del año, momento en el que se valorará el impacto en la economía de la llegada de Boris Johnson a Downing Street. La incertidumbre por la salida de la Unión Europea y las empresas que se han ido trasladando al continente o a otros destinos, como por ejemplo lo sucedido dentro del sector del automóvil, uno de los más golpeados por la salida, han causado que se cumpla el primero de los dos crecimientos negativos consecutivos que se necesitan para que se pueda hablar de que un país está en recesión. La Oficina Nacional de Estadísticas británica, que ha sido la encargada de publicar estos resultados, ha asegurado que los tres sectores principales que componen la economía se han resentido durante el segundo trimestre. La producción, que incluye la fabricación, el sector energético y la minería, se ha contraído un 1,4%, sobre todo porque muchas empresas han decidido consumir las reservas que habían acumulado para prepararse para el Brexit fallido del 29 de marzo. En contraste, el sector servicios, que representa el 80% de la economía creció un 0,1%, aunque muy lejos del 0,4% del trimestre anterior y convirtiéndose en el crecimiento más débil de los últimos tres años. La semana pasada el Banco de Inglaterra tuvo que alertar por primera vez de los riesgos que entraña una salida no negociada y decidió mantener los tipos de interés al 0,75%. Mientras, la libra se ha hundido un 3% durante las últimas semanas y hoy, cuando se han conocido estos resultados, ha registrado otra caída del 0,4% frente al dólar y posicionándose a 1,20$, el mismo cambio que se vio tras el referéndum de 2016. En contraste con la alarma de los economistas, que coinciden en que estas cifras deberían servir como un "severo toque de atención", la posición del nuevo equipo de Gobierno de Johnson es la de confiar en la "fortaleza" de la economía. "Se trata de un momento cargado de desafíos para todas las economías del mundo, el crecimiento se está desacelerando en multitud de países. Lo fundamental es que la economía británica es fuerte, los salarios están creciendo y el empleo está en una tasa récord. Nuestras previsiones dicen que creceremos más rápido que Alemania, Italia y Japón durante este año", ha asegurado el secretario del Tesoro, Sajid Javid, aunque las previsiones ahora son que el crecimiento será de un 1,2% y no del 1,8% esperado. De hecho Javid, y en consonancia con sus compañeros en el Gabinete, cree que el asegurar a las empresas que la salida de la UE se consumará de cualquier forma en otoño debería otorgarles tranquilidad. "El Gobierno está decidido a tranquilizar y aportar certidumbre a la gente y a las empresas acerca del Brexit, y es por eso que estamos dejando claro que el Reino Unido abandonará la Unión Europea el próximo 31 de octubre", ha añadido. (EM)