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Ursula von der Leyen ha logrado ganarse este martes el respeto y comprensión de gran parte del Parlamento Europeo con un apasionado discurso como candidata a presidir la Comisión Europea. Su nombramiento parece más cerca que nunca tras una intervención que ha subrayado el cariz social, medioambiental y feminista que piensa imprimir a su mandato. Pero su votación de investidura (prevista a las 18.00) sigue pendiente de la decisión del grupo liberal, de los conservadores euroescépticos y, sobre todo, de los socialistas, donde la delegación alemana lidera a los partidarios de rechazar a la candidata.
Ninguno de los tres grupos, cuyos escaños pueden resultar imprescindibles para que la candidata del Partido Popular Europeo (PPE) se alce con la presidencia, ha concretado el sentido del voto tras la intervención de la todavía ministra alemana de Defensa. Pero las reacciones a las palabras de Von der Leyen han sido muy positivas y los avances hacia la mayoría absoluta (374 votos de 747) parecen tener el viento en popa. La decisión se adoptará durante las reuniones previstas para primera hora de la tarde. Y todo apunta a que delegaciones de los socialistas, como la española, la italiana o la portuguesa, se decantarán a favor de la alemana.
Von der Leyen ha realizado una vibrante intervención, cargada de promesas destinadas a colmar la mayoría de las demandas planteadas por los socialistas (S&D) y por los liberales (Renovar Europa). Su intervención ha ido incluso más lejos de las cartas que remitió este lunes a ambos grupos en las que respondía favorablemente a buena parte de las exigencias que le habían planteado durante las reuniones de la semana pasada.
La política alemana ofrece, entre otras cosas, una propuesta para hacer legalmente vinculante la neutralidad en emisiones de CO2 en 2050; un plan para movilizar inversiones sostenibles de hasta un billón de euros durante la próxima década; un mecanismo de seguro de paro europeo; una conferencia sobre el futuro de Europa para establecer un vínculo más estrecho entre el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo y la presidencia de la Comisión; o un sistema de estrecha vigilancia sobre los valores democráticos y del Estado de derecho en todos los países de la UE.
Pero Von der Leyen no ha buscado solo la presentación de un programa atractivo, sino que también se ha esforzado por encarnar un tipo de liderazgo que podría encajar mejor con una sociedad del siglo XXI cada vez más sensible, al menos en parte de Europa, a la diversidad y a los valores humanitarios.
La candidata ha salpicado su comparecencia de referencias personales y humanas en una clara intención de alejarse de la fría tecnocracia que a menudo rodea a las instituciones comunitarias así como de imponer, si llega al cargo, un liderazgo alejado de los patrones de macho alfa tan habituales todavía en el ámbito político y empresarial.
Defensa de la igualdad de género
"Estoy aquí gracias a todos aquellos y aquellas que han roto las barreras y las convenciones", ha señalado tras destacar que puede convertirse en la primera mujer que preside la Comisión "justo 40 años después de que Simone Veil fuera elegida como la primera presidenta del Parlamento Europeo". Y tras rendir tributo a quienes han construido una Europa unida y en paz, ha asegurado que "esta convicción europea me ha guiado a lo largo de toda mi carrera, como madre, como doctora, como política".
Von der Leyen ha aludido a la Europa que desea para sus hijos, a la trayectoria de su padre, que ejerció como alto cargo en la Comisión Europea, y a una trayectoria política marcada, entre otras cosas, por una férrea defensa de la presencia de la mujer en la esfera pública.
"Como madre de siete hijos sé la diferencia que hay para toda una vida si los niños tienen acceso a educación, deportes, alimentación saludable y un ambiente de cariño", ha señalado en el marco de sus promesas económicas y sociales "para crear una Unión más justa e igualitaria".
La igualdad de género se anuncia como uno de los ejes de su mandato y ha reafirmado su intención de formar una Comisión (28 miembros en total) con al menos 14 comisarias. "Si los Estados no me proponen suficientes mujeres para comisarias, no dudaré en pedirle otros nombres", ha advertido. "Desde 1958 ha habido 183 comisarios. Solo 35 eran mujeres, menos del 20%", ha lamentado.
La intervención de Von der Leyen ha sido rematada por una sonora salva de aplausos, procedente incluso desde escaños que rechazan su nombramiento. Manfred Weber, líder del grupo Popular y aspirante a la presidencia de la Comisión desbancado por Von der Leyen, ha sido el primero en confirmar el apoyo del PPE (182 escaños). "No vamos a reparar el daño causando un nuevo daño", se ha resignado el eurodiputado alemán.
La líder de los socialistas, Iratxe García, ha indicado que "no queremos una crisis institucional". Pero ha supeditado el apoyo de su grupo (154 escaños) a que la candidata concrete sus propuestas en todos los terrenos, desde el medioambiental al social o la defensa del Estado de derecho. "Necesitamos saber si será capaz de liderar el cambio", ha pedido la eurodiputada española.
Los liberales (Renovar Europa), al igual que los socialistas, se han reservado el sentido de su voto, aunque el tono de las intervenciones ha sido muy favorable y la principal delegación, la de los franceses del partido de Emmanuel Macron, se muestra como firme partidaria de apoyar a la candidata conservadora.
El pleno parlamentario ha confirmado que el grupo de los Verdes y el de Izquierda (GUE) votarán en contra de la aspirante. En la misma línea estarán los ultraderechistas de Identidad y Democracia (grupo impulsado por Matteo Salvini y Marine Le Pen).
Pero la candidata podría sumar votos desde pastos inesperados y que no ha cultivado en exceso. Los italianos de 5 Estrellas (en el grupo mixto) han anunciado que votarán por Von der Leyen. Y en el grupo de los conservadores euroescépticos (ECR), los polacos de Kaczynski desearían respaldar a la candidata pero se resisten porque se les ha privado de la presidencia de una comisión parlamentaria, aunque no descartan una renegociación de última hora. (elpais.es)