Según la OMS, la obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI a nivel mundial. Y es que, en los últimos años, los datos han vuelto a reflejar la existencia de este importante factor de riesgo entre los menores, un condicionante que puede desembocar en graves problemas de salud, como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares. Pero, ¿cómo nuestro país ha podido colarse en este indeseado pódium a pesar de contar con el bagaje de una dieta mediterránea? Tal y como afirma el Dr. Casas, autor del I Estudio sobre la Situación Actual de la Obesidad y el Sobrepeso Infantil en España, en colaboración con DKV Seguros, “las causas son multifactoriales, pero están relacionadas principalmente con el abandono de nuestra dieta tradicional, el sedentarismo, las horas de sueño e incluso otros factores que se inician durante el embarazo”. Por lo tanto, dejando al margen el componente genético, es vital entender que muchos de estos factores condicionantes dependen del estilo de vida de nuestros hijos y, por lo tanto, podemos evitarlos, modificarlos y así prevenir las graves consecuencias relacionadas con este problema. PREVENIR ES CLAVE A pesar de que el 95% de la obesidad infantil es multifactorial, los factores con mayor influencia son aquellos relacionados con nuestro estilo de vida, destacando el papel de la alimentación. Entre las causas o determinantes más habituales que contempla este estudio a partir de los datos del estudio Thao (2015), se encuentran: consumo insuficiente de fruta y verdura (se recomienda 5 raciones diarias, lo que sólo cumplen el 14’8%); escasa incorporación de pescado, legumbres y frutos secos a la dieta (en más de un 30% de los casos) o un consumo excesivo de azúcares refinados (bollería industrial, refrescos, etc). Y todo ello, sin olvidar que no sólo importa qué comemos sino cómo lo comemos, debiendo potenciar buenos hábitos alimenticios, como comer 5 veces al día o realizar las comidas y cenas en familia. Otro factor de riesgo evitable es el sedentarismo, ya que la población infantil cada vez pasa menos tiempo jugando en la calle y más frente a las pantallas, como televisión, videojuegos o móviles. Según el Dr. Casas, “la recomendación es no pasar de las 2 horas diarias de inactividad, sobre todo ante las pantallas”. Sin embargo, muchos las sobrepasan, un exceso que no ocurre con las horas de sueño, no llegando en muchas ocasiones a las recomendadas, lo que influye tanto en la alimentación como en la actividad física del pequeño. Y es que, tal y como destaca el estudio, “se recomienda que los niños en edad escolar duerman entre 10 y 11 horas diarias, entre 11 y 13 si se encuentran en la etapa preescolar”. Todos estos factores, junto con una buena comunicación y una familia que actúe como modelo de referencia, suman a la hora de prevenir el desarrollo de esta enfermedad en los pequeños de la casa. Porque cuidar su salud hoy es prevenir también su bienestar del mañana. NO LLEGUES TARDE. ACTÚA, “APPTÍVATE” Conscientes de la urgente necesidad de contribuir a reducir el desarrollo de esta problemática, DKV desarrolla el programa “Apptívate”, que “reúne diferentes iniciativas que buscan impactar en niños y jóvenes, pero también en familias, con el fin de provocar un cambio de hábitos y de estilo de vida de niños y adolescentes hacia otros más saludables”, afirma el Dr. Josep Santacreu, consejero delegado de DKV. Entre las acciones, destaca la divertida app RUNNERS4HEALTH, un videojuego que incita a los niños a jugar manteniéndose activos, moviéndose y haciendo ejercicio. O, si prefieren, también pueden mostrar sus inquietudes en esta materia a través de los Premios Aprendizaje y Servicio, presentando un proyecto a la categoría de promoción de la obesidad infantil patrocinada por DKV. Pero para que los hijos cambien, la implicación de los padres es fundamental. Por ello la reconocida pediatra Lucía Galán, o los televisivos Hermanos Torres, les ofrecen una serie de claves fundamentales a través de varios contenidos digitales, elaborados junto a DKV, sobre esta temática. Una materia sobre la que las familias pueden profundizar aún más a través de la Cátedra DKV de educación para la salud, en la Universidad de Padres. Y es que los profesores también deben ser parte del cambio, y aún más desde la propia escuela. Por ello también se han desarrollado talleres en colegios como Vida saludable DKV que, junto a Ayuda en Acción, ayuda al alumnado desfavorecido y sus familias a incorporar buenos hábitos, o se ha lanzado la web micolesaludable.com, donde los docentes pueden informarse sobre todo lo relacionado con esta problemática. Eso sí, todas estas acciones deben combinarse con un buen seguimiento de la salud del menor. Por ello DKV incluye el problema de la obesidad infantil en sus pólizas de salud, con un plan de prevención y una línea médica especializada (pediatras, endrocrinos, piscopedagogos, etc). Y es que asegurar una buena salud a los más pequeños de la casa es una prioridad a la que nunca deberíamos renunciar. (EDNY)