Con dificultades para conseguir la aprobación de proyectos prioritarios del gobierno, el presidente Jair Bolsonaro (PSL) declaró que "el gran problema de Brasil es la clase política". A pesar de haberse incluido en la declaración, fue aconsejado a amenizar el tono y el mismo día sondó al Congreso. Durante un discurso en la Federación de las Industrias de Río de Janeiro, el mandatario repitió conceptos del mensaje que compartió el pasado viernes (17), según el cual el país "es ingobernable sin las alianzas" que se niega a hacer. El texto también acusaba a las corporaciones de boicotear su gestión. A última hora de la tarde del lunes (20), Bolsonaro recibió el diagnóstico del núcleo moderado del Palacio del Planalto sobre el efecto de sus declaraciones: elevaron la tensión y pusieron en riesgo pautas oficialistas. A continuación, en un evento de lanzamiento de la campaña a favor de las reforma de las pensiones, Bolsonaro ensayó un cambio de discurso. "Nosotros valoramos al Parlamento brasileño, que tendrá la última palabra en la cuestión de las pensiones", dijo. El gobierno necesita votos en el Congreso para aprobar esta semana 11 medidas provisionales que están a punto de expirar y que, en caso de que caduque el plazo de validez, puede provocar un gran impacto económico y en la estructura administrativa del Ejecutivo. (Folha)