Aquí te brindaremos toda la información necesaria para que elijas cuál es la mejor opción para la salud de tu bebé. El parto natural es beneficioso porque: • La madre libera la hormona oxitocina que estimula al bebé, facilitando el parto y la producción de leche materna. • Al pasar por el canal pélvico, el niño se impregna de las bacterias maternas que lo ayudarán a multiplicar su flora interna y a aumentar sus defensas inmunitarias. • Cuando va a salir, su caja torácica se comprime y expulsa todo el líquido en sus pulmones, así maduran y se evitan enfermedades. • Durante el parto, el bebé genera la hormona adrenalina, para mantenerse activo y aumentar la eficacia de su corazón y de la circulación sanguínea. Además de esto, el bebé que nace por parto natural se adapta mejor al exterior: de inmediato toma pecho y su oxigenación cerebral está más desarrollada. La cesárea La cesárea es una intervención quirúrgica en la que se extrae al bebé a través de una incisión en el abdomen, pasando por el útero de la madre. En algunos casos la cesárea es necesaria por si el bebé es muy grande, la madre tiene VIH o alguna infección, es un embarazo múltiple o la salud general de la criatura está en riesgo. Sin embargo, la cesárea tiene sus contras: • El bebé no libera el líquido en sus pulmones, conocido como “pulmón húmedo”. Lo que lo obligará a estar en incubadora hasta 3 días. • No produce ninguna estimulación al bebé. • La adaptación a la vida exterior es más traumática, por no pasar por los procesos fisiológicos que brinda el conducto vaginal de la madre. • El niño puede ser lastimado con el bisturí que abre el útero. También puede sufrir daños en la cabeza, por la fuerza ejercida al sacarlo. Ante esto, si es factible y recomendado por tu médico, te invitamos a considerar como primera opción, el parto natural, debido a los beneficios fisiológicos que le puedes brindar a tu bebé a través de tu conducto vaginal.