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Deshidratación: sin el líquido suficiente, el cuerpo no puede transportar los nutrientes con fluidez, y también es el caso de los minerales. Así que puede que los minerales estén equilibrados, pero que no haya bastante líquido para que puedan llegar a su destino. Es por esto la importancia de hidratarse lo suficiente.
Trastorno de la circulación sanguínea: otro de los factores principales es una mala circulación sanguínea; por ejemplo, por una mala postura o forma, cargar de un solo lado o llevar zapatos demasiado altos. Durante una rutina los músculos necesitan oxígeno como combustible para convertir la energía química en energía mecánica. Si los vasos sanguíneos no transportan oxígeno suficiente, las células musculares no pueden procesar los impulsos de la forma correcta y se tensan.
Las bajas temperaturas: sobre todo los cambios bruscos de calor a frío, pueden llevar a una gran tensión en los músculos que puede acabar en un calambre. (Fuente: La Prensa Gráfica / El Salvador / GDA)