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Linda mañana. Como para leer el diario en el balcón. Se está bien acá. El sol de otoño muestra su alegría, y una brisa tibia mueve las hojas de los árboles. En la vereda de enfrente, hay uno más alto, distinto, que se eleva sobre los otros árboles. Entre la luz y el vientito, se dibuja un brillo en las pequeñas hojas, que parecen miles de lentejuelas tratando de vestir el cielo. Las palomas ya empezaron su danza, las cotorras están discutiendo en el árbol del vecino, y Javier ya tiene la calle barrida y limpita. Nos saludamos de lejos. Como dice mi hija, es un lindo momento.
Empiezo a leer el diario por la última hoja, salteo la de deportes y me llama la atención un artículo cuyo título es: “Nuevas tecnologías ¿los ancianos quedan afuera?”.
Bueno, les cuento que no seguí leyendo, porque como me pasa siempre, terminé recordando mi experiencia reciente. Mi nieto Lucas José, que como su nombre lo dice es un luminoso hombre de los sueños, joven licenciado emprendedor que trabaja en una fundación, me dijo hace unos días que tenía un proyecto cuyo objetivo era preparar a jóvenes para provocar el acercamiento de los ancianos a las tecnologías de la comunicación. Pero lo más interesante fue lo que vino después: ¡necesitaba mi ayuda!!
Primero pensé: ¡un abrazo intergeneracional como pide Francisco! Pero después recordé lo que a mí me pasó con el celular…. ¿quién es WiFi? No hay señal... ¿señal de qué? El modo avión es una cuchara de puré que las mamás llevan a la boca de los bebés... Las cookies eran galletitas. ¿Configurar? ¿qué cosa? Un ícono es una bella imagen religiosa que pintaban los ortodoxos rusos. Aprendí el WhatsApp y es una maravilla.....pero cuando escribo se me adelanta y envío otra cosa. ¿qué es un emoji? Los triangulitos que miran para un lado o para otro, candaditos, ojos, puntitos, ¿para qué están? Cuando me dicen que vaya al menú, o que “revise el estado”, nuevas incógnitas. Otro misterio inalcanzable para los viejos son las “aplicaciones”. Simplificarán la vida, pero somos desconfiados y eso hay que comprenderlo.
¿En qué podía ayudar? Recuerdo que fui aprendiendo (lo esencial, por supuesto) preguntando sin avergonzarme, riéndome de mi misma, y poco a poco. De todas maneras, no soy “celulardependiente”, porque a la computadora le puedo agrandar las letras (problema de vista) y usar los auriculares (problemas de audición), cosa que no hago con el celular. No tengo Tablet, pero la recomiendo.
Volviendo al honor que mi nieto me ha hecho pidiéndome ayuda, terminé investigado sobre las ventajas de la tecnología y las razones por las cuales los ancianos “quedan afuera”, incluyendo el artículo que dejé en mi balcón. Tienen el valor de lo conceptual y es una información útil para todos. De todas maneras, asumo la aventura de mis intuiciones, y el riesgo de mis percepciones de la realidad mirando a mis contemporáneas.
Todo esto podría servir para encarar una Pedagogía que, profundizando en las situaciones concretas del Adulto Mayor, busque recursos de capacitación para que los jóvenes estén preparados en la bella tarea de compartir conocimientos técnicos con los abuelos. O con las personas que tienen alrededor. O ir en busca de los que están más lejos en todo sentido ...como podrían ser “las periferias”. Es una tarea docente. Tendrá que adaptarse al ritmo de aprendizaje de su discípulo, empezar por lo más simple, no dar por sentado significados, etc.
Personalmente, creo que el mejor canal de aprendizaje es el afecto. Pienso que tendría que ser una tarea personalizada, uno por uno, joven-viejo, abuelo-nieto. Seguiré pensando....
Pero hay algo más. …..este acercamiento intergeneracional, ¿no puede generar nuevos vínculos? ¿no hay en estas iniciativas, indicios de nueva vida? Se renovarán las miradas de ambas partes, convencidos de que nadie se salva solo. Nos reconoceremos mutuamente, y la tecnología será un instrumento para romper soledades. Hasta podemos cantar juntos. Dice Francisco que los ancianos somos “brasas de fe, de esperanza y de alegría escondida”. Digo yo: mejor no esconder la alegría; mejor es compartirla, y los jóvenes son especialistas en esto.
Siento que los jóvenes pueden tomar los sueños de los ancianos y llevarlos adelante, (es lo que está haciendo Lucas), pero para eso tienen que escucharnos y trabajar juntos, sin prejuicios ni estereotipos. Y nosotros confiaremos en ellos
Me acordé del grito de Yahvé: ¡Escucha, Israel! ¡Pueblo de Dios: escucha al joven, escucha al adulto, escucha al viejo!!! Juventudes, adulteces y vejeces se viven de manera individual y única, es verdad, pero si todos soplamos, ¡daremos vida a los huesos secos!
Se termina el día, y daré gracias al Señor y al Espíritu que despierta y sacude mentes y corazones que buscan construir el Reino de Dios. Le pediré al Padre amoroso que acompañe la iniciativa de la Fundación, que puede no ser la única, pero es la que tengo cerca. Y también le rogaré que ahuyente las tentaciones del desaliento y el desánimo, porque como decía San Agustín, “si es de Dios, se hará”. Y ASÍ ES. (-Por Beatriz B. de Carriego-)