El presidente ruso, Vladímir Putin, había advertido a Occidente dos veces en dos meses sobre las consecuencias de ataques con armas de largo alcance contra el territorio ruso internacionalmente reconocido.
En septiembre, Putin afirmó que, si se toma la decisión de permitir que Ucrania ataque lo profundo del territorio ruso internacionalmente reconocido con armas occidentales de largo alcance, significaría que los países de la OTAN "están en guerra con Rusia".
Entonces, el mandatario explicó que el Ejército ucraniano "es incapaz de realizar ataques con modernos sistemas de precisión de largo alcance de fabricación occidental por sí solo", y que los ataques son posibles únicamente mediante el uso de datos de inteligencia de los satélites de la OTAN, de los que Kiev no dispone. Además, "estos sistemas de misiles solo pueden ser operados por personal militar de la OTAN", agregó.
De esta forma, "se trata de decidir si los países de la OTAN deben o no implicarse directamente en el conflicto militar", advirtió.
De igual forma, el jefe de Estado ruso comentó en octubre, durante una entrevista con el periodista Pável Zarubin, que "no se trata de si se permitirá o no que alguien utilice estas armas contra Rusia". Putin reiteró que "las tropas ucranianas no pueden utilizar estas armas por sí mismas".