también lo hacemos con los del resto del cuerpo; como por ejemplo al abrazar a un ser querido, o al dar saltos de alegría ante una noticia magnífica. En este capítulo, los avances han sido más modestos. Sin embargo, los últimos resultados de una línea de investigación y desarrollo han conseguido un salto espectacular en la expresividad del resto del cuerpo en robots humanoides.
Al margen de las dudas éticas sobre el que los robots parecidos o idénticos a humanos simulen sentir emociones, los avances en este campo pueden tener como resultado que los robots se muevan como lo haría cualquier persona y que ello facilite que trabajen codo con codo con humanos.
Un equipo de ingenieros, que incluye, entre otros, a Xuxin Cheng, de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, así como a Xiaolong Wang, de la Escuela Jacobs de Ingeniería, perteneciente a la citada universidad, ha entrenado a un robot humanoide para aprender y realizar sin esfuerzo diversos movimientos expresivos, como saludar con la mano, dar un apretón de manos, chocar los cinco, abrazar e incluso algunos pasos sencillos de baile, todo ello manteniendo debidamente su equilibrio sobre diversos tipos de terreno.
El aumento en la expresividad y en la agilidad de este robot humanoide allana el camino para mejorar las interacciones humano-robot en entornos como cadenas de montaje de fábricas, hospitales y hogares, donde los robots podrían trabajar con seguridad junto a los humanos o incluso sustituirlos en entornos peligrosos como laboratorios o lugares asolados por catástrofes.
«Mediante movimientos corporales expresivos y más parecidos a los de los humanos, pretendemos generar más confianza hacia los robots humanoides en la gente y mostrar el potencial de los robots para coexistir en armonía con los humanos», explica Wang. «Estamos trabajando para ayudar a remodelar la percepción pública de los robots, como amistosos y colaboradores en vez de como entes terroríficos como los androides de la saga ‘Terminator’». (NCYT)