Una importante caída en el precio de la soja comienza a inquietar a los países del Cono Sur de América Latina, donde la exportación del cereal es una de las herramientas clave para el ingreso de dólares a sus economías.
La tendencia se confirmó a comienzos de la semana, cuando en el mercado de futuros de Chicago, utilizado como referencia internacional, el precio de la tonelada de soja quedó por debajo de los 400 dólares, algo que no sucedía desde antes de 2020. Según consignó el sitio especializado en agronegocios Blasina y Asociados, la baja encuentra a los productores argentinos con cerca de 35.000 millones de toneladas de soja sin vender, algo así como el 73% de la producción total, de acuerdo con cifras de la Cámara de la Industria Aceitera de ese país.
La situación también afecta a países vecinos como Uruguay y Paraguay. El mismo sitio consigna que los productores uruguayos aún tienen un millón de toneladas de soja sin vender, es decir, el 30% de su producción total. En Paraguay, en tanto, datos de la Unión de Gremios de la Producción (UGP) citados por el diario paraguayo La Nación advierten que la baja del precio redundará en 1.500 millones de dólares menos que ingresarán a la economía del país.
En diálogo con Sputnik, el analista económico argentino Leonardo Piazza consideró que la baja puede considerarse "un hecho puntual" en un contexto de "alta volatilidad de los precios", producto de un escenario geopolítico convulsionado tanto por el conflicto en Ucrania como por la guerra comercial entre EEUU y China y la carrera presidencial entre Joe Biden y Donald Trump. En ese marco, explicó que una reducción del consumo en relación con el stock ha impulsado el precio a la baja.
En relación con el caso argentino, Piazza desestimó que la baja del precio tenga un impacto clave en el ingreso de dólares a la economía argentina, incluso cuando desde algunos sectores se apunta contra el sector agroexportador por no liquidar sus exportaciones. "El campo en realidad está liquidando al mismo ritmo en promedio de los últimos tres años antes de la sequía de 2023", apuntó.
"Lógicamente que, cuando el campo ve que el precio del cereal perfora los 400 dólares y, si no tiene la necesidad o tiene otro instrumento para financiarse, va a hacer un resguardo de valor en granos. Es una cuestión casi normal de los productores. De todas maneras, es algo que incide, pero no determina", sostuvo.
En ese sentido, el experto desestimó que una baja de esta magnitud pueda poner en jaque a los productores, quienes continuarán produciendo con sus expectativas habituales. "El productor, por naturaleza, produce. No está trabajando la tierra pensando si el precio va a subir o bajar. Quizás esa especulación la haga más un exportador o una multinacional", aseveró.
Piazza valoró incluso que los productores sojeros argentinos han "incorporado tecnología" y lograron incrementar su productividad, consiguiendo un aumento del 55% en su volumen de producción con respecto a la sequía de 2023. Ese aumento, celebró el analista, se refleja directamente en el Producto Interno Bruto (PIB) argentino de 2024.
Los problemas de ingreso de divisas a la Argentina radican, según Piazza, no en la falta de liquidación por parte de los productores, sino en el esquema cambiario que hace que los ingresos por exportaciones se hagan en un 80% al tipo de cambio oficial y otro 20% al "contado con liqui", una operación que no afecta a las reservas del país.
Para el analista, los productores ven más como un problema cómo afecta su rentabilidad, el contexto cambiario y las retenciones a sus exportaciones, que una posible caída pronunciada de los precios o la pérdida de mercados, situaciones que según el analista se estabilizarán.
El presidente argentino, Javier Milei, admitió que aún no está en condiciones de levantar las restricciones del mercado cambiario, uno de los pilares de su propuesta. En diálogo con Sputnik, el economista Juan Valerdi afirmó que "el gran dolor de cabeza de Milei es la falta de dólares".
Liberar las restricciones para la compra de dólares en Argentina —o, como lo conocen en ese país, levantar el "cepo cambiario"— sigue siendo uno de los grandes objetivos del Gobierno de Javier Milei. Sin embargo, puede que esté más lejos de lo que el propio mandatario argentino quisiera.
Durante un evento con empresarios el 15 de mayo, Milei se mostró molesto con quienes le reclaman que levante las restricciones y dio sus argumentos para no haberlo hecho hasta el momento. "¿Y por qué todavía no abrimos el cepo? Porque tenemos mecanismos de emisión endógena, como ya sea los pases, como sea también los puts", dijo, haciendo referencia a dos instrumentos financieros que representan pasivos del Banco Central argentino.
Milei admitió que levantar el cepo cambiario podría, en este momento, generarle problemas con los precios en el mercado local. "Obviamente que tenemos cuestiones en el aspecto comercial y de a poco vamos liberando las restricciones, de a poco vamos abriendo, no es que no lo estamos haciendo", se defendió, enfatizando que "no las vamos a hacer todas juntas".
"En realidad, el gran dolor de cabeza del Gobierno de Milei es la falta de dólares. Y una de las consecuencias inmediatas de esa falta de dólares es no poder abrir el cepo cambiario", dijo a Sputnik el economista argentino Juan Valerdi.
El especialista explicó que levantar las restricciones cambiarias le permitía a la gestión de Milei "tener una acción psicológica sobre la población y sobre algunos agentes económicos" y, al mismo tiempo, "hacer mejor los deberes con el Fondo Monetario Internacional (FMI)". Sin embargo, la falta de dólares sigue actuando, afirmó, como una "espada de Damocles" para la política económica del Gobierno, que debe afrontar los vencimientos de pagos con el FMI y el pago del swap con China.
Valerdi atribuyó esta falta de dólares especialmente a que el sector exportador argentino, específicamente los productores de granos y oleaginosos, no están "liquidando" las divisas obtenidas en el mercado financiero local. Esto se debe, explicó, a que la cotización oficial de entre 800 y 900 pesos por dólar "servía en diciembre pero no ahora, con un 70% de inflación desde entonces".
El economista apuntó que el Gobierno podría atender esto unificando el tipo de cambio y equiparando la cotización a la que actualmente tienen instrumentos como el "dólar turista" o el "dólar tarjeta", es decir, entre los 1.250 y 1.400 pesos por dólar. Para Valerdi, esto permitiría levantar el cepo cambiario sin que haya una salida masiva de depósitos cambiarios para comprar dólares, ya que "no todos pensarían que es una buena oportunidad a ese valor".
Pero ese camino puede volverse rápidamente una trampa para la gestión de Milei. Valerdi subrayó que introducir una devaluación generaría "un rebote de la inflación" que enfrentaría al presidente argentino con costado incómodo de su propio modelo teórico.
"Si hay un rebote de inflación sin que haya emisión monetaria y sin que supuestamente haya déficit del sector público ya no hay una excusa, porque para los monetaristas la inflación tiene que ver con la emisión monetaria. Entonces ¿a quién le va a echar la culpa Milei de ese rebote de la inflación?", advirtió Valerdi.
El economista afirmó que si bien Milei "está teniendo éxito" en bajar la inflación luego de la subida que se dio al comienzo de su mandato y en "licuar" los pasivos del Banco Central gracias a las constantes bajas en la tasa de interés, sigue apostando a "un modelo absolutamente inconsistente" que no funcionará sin que los exportadores liquiden sus divisas.
"Si yo tuviera que apostar, diría que no es muy probable que Milei pueda torcerle el brazo a las cinco o seis multinacionales que manejan los granos y las oleaginosas para que liquiden suficientes y que haya los dólares necesarios", comentó.
El FMI tampoco ha ayudado a Milei en este objetivo ya que, remarcó Valerdi, "le da mucho reconocimiento pero no le da dólares". El economista enfatizó que si bien el organismo multilateral ha respaldado públicamente la política económica del mandatario argentino, no parece dispuesto a dar a Argentina más dólares de los que ya ha comprometido para hacer frente a sus propios vencimientos.
Para Valerdi, si el Gobierno de Milei decidiera levantar el cepo cambiario en las condiciones actuales y sin una devaluación "le puede salir muy mal", ya que con la cotización actual no podría evitar que ahorristas saquen depósitos para comprar dólares o que empresas "vayan corriendo a girar dinero al exterior".