El incendio social en Francia parece no tener fin y podría marcar definitivamente este segundo quinquenio de Macron. La jornada de ayer martes confirmaba que el pulso de los sindicatos al presidente francés se ha transformado en su mayor desafío interno por varios motivos. El primero es que las cifras constatan que el movimiento de protesta contra su reforma de las pensiones no se desinfla. Los sindicatos afirman que ayer salieron 3 millones y medio a las calles por casi 1.300.000 que constató el ministerio del Interior. Francia no quedó completamente paralizada pero sectores claves estratégicos para su economía como la Energía o los Transportes sufrieron importantes perturbaciones que van a continuar en los próximos días. En definitiva, un pulso que ha pasado a la llamada "fase 2" con un endurecimiento de posiciones.
Al término de la jornada la intersindical anunció nuevas fechas de movilización en el calendario. La próxima será este sábado día 11, un reclamo de cierto sector del sindicalismo reformista para permitir manifestarse sin perder parte salarial. Después vendrá la jornada del día 15 y antes de ello, las organizaciones sindicales cuentan con enviar un correo al presidente con el objetivo de "ser recibidas de urgencia y que retire su reforma".
En la mañana de este miércoles, el portavoz del gobierno, Olivier Veran, ha respondido a dicha petición señalando que "las puertas del gobierno están abiertas"
TRÁMITE PARLAMENTARIO
El plazo para adoptar la ley es finales de marzo. En un principio el hipercentro de Macron quiere apoyarse en la derecha moderada de Los Republicanos para sacar el texto adelante pero sino, al Gobierno le queda la opción de imponerla mediante el artículo 49.3 de la Constitución, que permite poner fin a los debates. Pero entonces se arriesgará a encender todavía más los ánimos en los sindicatos, la oposición y la calle. Paralelamente la intersindical sigue configurando su calendario de movilizaciones, la próxima será el sábado que viene.
Se trata de un proceso parlamentario que no está resultando nada fácil. El pasado18 de febrero venció el plazo para los debates en la Asamblea Nacional sin que hubiese tiempo para proceder a un voto y con acusaciones especialmente dirigidas a la coalición de izquierdas. Ahora la ley ha ido al Senado y, si se aprueba ahí, este deberá pactar un texto conjunto con la Asamblea Nacional. Las oposiciones de distinto color político intentan posicionarse frente a la reforma para capitalizar su rechazo aunque utilizando estrategias distintas tanto en el hemiciclo como en la calle.
El gobierno de Macron quiere recortar tiempos y acelerar el proceso de aprobación para dejarlo setenciado pero ya ni siquiera eso es sinónimo de calma. Casi al revés como han contado varios sindicalistas al micrófono de RFI en las calles de París este martes (escuche audio de este artículo). Es el caso de Nathalie, de 60 años y afiliada al sindicato CFDT que nos decía: "La huelga es democrática y es nuestra única forma de contestar a la reforma. El movimiento puede que se desinfle pero luego se volverá a inflar. No es un movimiento violento pero si la reforma pasa, se endurecerá" .
Es decir, el incendio social podría prolongarse varios meses con la reforma ya aprobada en la Asamblea.
ACCIONES PROLONGADAS
A diferencia de las jornadas anteriores, esta segunda fase lleva consigo acciones prolongadas y de hecho este miércoles persisten las perturbaciones en buena parte de los transportes. Pero especialmente crítica puede ser la situación del sector energético si el movimiento se dilata.
Algunas acciones sindicales empezaron antes del martes, con reducciones en la producción de electricidad desde el fin de semana y bloqueos de transportistas en carreteras desde el lunes. La huelga afectó al transporte ferroviario: solo funcionaron uno de cada cinco trenes de alta velocidad dentro de Francia y ninguno hacia España. Los vuelos desde los aeropuertos franceses se vieron reducidos entre un 20% y un 30%.
Las autoridades siguen recomendando el teletrabajo en estas jornadas. (rfi)