En el estudio se comparó a aquellas a las que se les había diagnosticado alguna enfermedad mamaria benigna, incluidos fibroadenomas y quistes, con aquellas otras a las que no se les había diagnosticado ninguna enfermedad mamaria.
Los resultados indican que las mujeres con enfermedad mamaria benigna se enfrentan a un mayor riesgo de cáncer de mama a largo plazo. Concretamente, el riesgo de cáncer de mama casi se duplica en mujeres diagnosticadas con enfermedad mamaria benigna.
El mayor riesgo de cáncer de mama que señala el estudio persistió durante al menos dos décadas. Los investigadores aseguran que este grupo de mujeres podría beneficiarse de exámenes de detección más frecuentes para garantizar que las que desarrollan cáncer sean diagnosticadas temprano, cuando las posibilidades de supervivencia son mejores.
La investigación ha sido presentada en el Decimotercer Congreso Europeo sobre el Cáncer de Mama, que se celebra en Barcelona, por la Dra. Marta Román, del Servicio de Epidemiología y Evaluación del Hospital del Mar en Barcelona. El estudio incluyó a 778.306 mujeres de entre 50 y 69 años que se sometieron al menos una vez al cribado mamario entre 1996 y 2015 en uno de los 20 centros de España. Los investigadores hicieron un seguimiento de las mujeres hasta 2017 y, durante ese tiempo, a 17.827 de ellas se les diagnosticó una enfermedad mamaria benigna, mientras que a 11.708 se les diagnosticó cáncer de mama.
Los datos mostraron que, entre las mujeres con enfermedad mamaria benigna, alrededor de 25 de cada 1.000 fueron diagnosticadas posteriormente con cáncer de mama. Entre las mujeres sin enfermedad mamaria benigna, alrededor de 15 de cada 1.000 fueron diagnosticadas con cáncer de mama. El mayor riesgo se encontró en mujeres con enfermedad mamaria benigna independientemente de su edad y el riesgo persistió durante al menos 20 años; las mujeres seguidas durante menos de cuatro años tenían un 99% más de probabilidades de recibir un diagnóstico de cáncer de mama y las mujeres con un seguimiento de 12 a 20 años tenían un 96% más de probabilidades de recibir un diagnóstico de cáncer de mama.
"Esto es importante", explica la Dra. Román. "Sugiere que la enfermedad mamaria benigna es un indicador clave de que una mujer tiene un mayor riesgo de cáncer de mama, en lugar de ser simplemente algo que podría convertirse en cáncer. De hecho, a menudo encontramos la enfermedad benigna en un seno y luego se desarrolla cáncer en el otro seno".
"Podemos utilizar este conocimiento, junto con lo que sabemos sobre otros factores de riesgo, para ayudar a optimizar el examen de mamas que ofrecemos a las mujeres. Por ejemplo, si a una mujer se le diagnostica una enfermedad mamaria benigna y tiene otros factores de alto riesgo, como antecedentes familiares de cáncer de mama, podría beneficiarse de exámenes de detección más frecuentes", añade.
El estudio se titula “Long-Term Risk of Breast Cancer after Diagnosis of Benign Breast Disease by Screening Mammography”. Y ha sido publicada en la revista académica International Journal of Environmental Research and Public Health. (Fuente: Hospital del Mar)