La presidenta de la Comisión Europea, la alemana Úrsula von der Leyen, ha aprovechado este miércoles su intervención en la sesión plenaria del Parlamento Europeo en Estrasburgo para reprochar de forma indirecta al gobierno de su compatriota Olaf Scholz que haya presentado un paquete de ayudas de 200.000 millones de euros para combatir el aumento de los precios, una medida que ha suscitado malestar en otros países con menos margen fiscal y que en opinión de la Comisión podría suponer una brecha para el mercado único.

"Tenemos que proteger los fundamentos de nuestra economía y, en particular, nuestro mercado único. Esta es la fuerza de la Unión Europea, de ahí viene la riqueza de la Unión Europea. Sin una solución europea común, corremos el riesgo de fragmentación. Por eso es primordial que preservemos la igualdad de condiciones para todos en la Unión Europea", ha recalcado la presidenta de la Comisión.

Su mensaje podría interpretarse como una indirecta bastante directa dirigida a Alemania, más aún después de que su exhibición de músculo fiscal haya suscitado recelos entre otros países con menor margen fiscal y que tienen menos capacidad de ayudar a sus ciudadanos y empresas, como España o Italia, según ha podido comprobar EL MUNDO.

La exhibición alemana ha resultado especialmente molesta después de que su Gobierno haya pedido a todos los países solidaridad para reducir el consumo de gas, dado que precisamente Alemania es uno de los estados con mayor dependencia del suministro ruso. Aunque hay estados que no tienen problemas de suministro a la vista porque dependen de otros proveedores, el gobierno germano presionó para lograr un compromiso común de reducción del consumo, al tiempo que dificulta cualquier intento de imponer un tope al precio del gas.

Esta sería una de las medidas, como la decisión de importar gas de forma conjunta, que están intentando promover países como España, ya que serviría para aliviar las subidas de precios, reducir la inflación y beneficiarían por igual a todos los estados miembros.

Von der Leyen, que se ha mostrado deliberadamente ambigua a este respecto, sí ha deslizado que la Comisión está trabajando en un posible tope al gas que compra de cualquier proveedor, lo que podría suponer un cambio de posición del gobierno comunitario: "Intensificaremos nuestras negociaciones con socios de confianza -por ejemplo, con Noruega- para amortiguar el precio que pagamos por las importaciones de gas. Como Unión Europea, tenemos un poder de mercado considerable. Y muchos de nuestros proveedores quieren cerrar acuerdos con nosotros, que son beneficiosos para ambas partes".

"Estamos preparados para debatir un tope en el precio del gas que se utiliza para generar electricidad. Este tope sería también un primer paso en el camino hacia una reforma estructural del mercado eléctrico", ha apuntado.

SE ALINEA CON BRETON Y GENTILONI

Sus declaraciones hacia Alemania se producen dos días después de que el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, enviara una carta a los estados miembro pidiéndoles que no iniciaran "una carrera de subvenciones" que pudiera poner en riesgo el mercado único y poner "en tela de juicio el principio de solidaridad", después de las medidas anunciadas por Alemania.

El comisario fue explícito y pidió que se mantuviera "la igualdad de condiciones, sobre todo con respecto a los que tienen menos margen presupuestario".

Ese mismo día, Breton y su homólogo de Economía, Paolo Gentiloni, firmaron una carta en varios medios europeos en la que pidieron "esfuerzos coordinados de apoyo" para ayudar a las empresas "a preservar su competitividad y sus puestos de trabajo, teniendo mucho cuidado de mantener la igualdad de condiciones dentro de nuestro mercado interior".

"¿Cómo pueden los Estados miembros que no tienen el mismo margen de maniobra presupuestario ayudar también a las empresas y los hogares?", llegaban a preguntarse a raíz del plan alemán. Ambos fueron explícitos y claros con respecto a su posición y aunque Von der Leyen ha sido más tibia en su discurso, sí parece cerrar filas con su colegio de comisarios.

ALEMANIA OLVIDA LA "SOLIDARIDAD" QUE PIDIÓ

Alemania parece haber dejado a un lado esa petición de solidaridad que hacía hace poco, según lamentan algunos países, y hace ahora alarde de su capacidad presupuestaria para ayudar a sus empresas y familias. Una medida que, en cualquier caso, puede tomar conforme a su soberanía y que podrían tomar también otros países si hubieran sido más ortodoxos con el cumplimiento de las reglas fiscales europeas.

El canciller Scholz y su ministro de finanzas, Christian Lindner, anunciaron la semana pasada este nuevo paquete de ayudas que se financiará con nueva deuda pública. A cierre del primer trimestre de 2022, según datos de Eurostat, el país presenta una deuda pública sobre PIB del 68,2%, muy inferior a la que presenta la Eurozona, del 95,6%, y otros países como Francia (114,4%), Italia (152,6%) o España (117,7%).

Los países que presentan altos niveles de deuda sobre PIB no tienen tanto margen de endeudamiento ni, por tanto, de ayudar a sus ciudadanos y empresas a capear los altos precios de la energía, de ahí que lamenten que las compañías germanas vayan a encontrarse en una posición privilegiada respecto a las demás, lo que disturbará el mercado único y generará diferencias insalvables entre unas y otras compañías europeas sólo por su procedencia. (Reuters)