El ministro del Interior pidió a la Prefectura que intervenga contra esta “inaceptable provocación comunitaria”.
La alcaldía de la ciudad de Grenoble (sudeste de Francia) validó el lunes una modificación del reglamento interno de las piscinas municipales que se traduce en la autorización del uso del burkini, una prenda que cubre de la cabeza a los pies el cuerpo de la mujer.
La deliberación se aprobó con una estrecha mayoría de 29 votos a favor, 27 en contra y dos abstenciones, tras dos horas y media de un crispado debate.
El alcalde de los Verdes, Eric Piolle, desechó las objeciones de la oposición, alegando una batalla "feminista", sanitaria y "laica", porque nada prohíbe el uso de ropa religiosa en el espacio público, "incluso en la piscina".
El martes, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, cuestionó la decisión, calificándola de "provocación comunitaria inaceptable" .
"Piolle, partidario de Mélenchon [líder de la coalición electoral de izquierda], hace el inaceptable juego de la provocación comunitaria, contrario a nuestros valores", tuiteó el ministro del Interior.
Darmanin indicó que ha “dado instrucciones al prefecto” [representante del Estado en la región] para que interponga un recurso en contra del uso del burkini y, si es necesario, solicite retirar la autorización.
Este recurso prefectoral forma parte del control de legalidad de los actos de las autoridades locales.
A la reacción del ministro del Interior se agregaron este miércoles más protestas, también por izquierda. La senadora socialista Laurence Rossignol acusó el miércoles al alcalde de Grenoble de "contaminar la campaña" para las elecciones legislativas de junio, tras reavivar la polémica del burkini, considerándola como "una victoria de los integristas".
"¡Qué cretino desde todos los puntos de vista!", se indignó en el canal France 2 la senadora, que apoya, como Eric Piolle, el acuerdo de la Nueva Unión Popular, Ecológica y Social (Nupes, alianza de partidos de izquierda liderada por Mélenchon), y espera que haya "muchos diputados socialistas elegidos" el 12 y el 19 de junio.
"Normalmente, decimos que es la extrema derecha la que trae a las campañas electorales el burkini, el burka, el velo, y pensamos que contamina el debate político. Esta vez, no viene de la extrema derecha, viene de un alcalde verde de Grenoble. En cuanto al momento elegido, estoy asombrada, contamina la campaña, y luego en cuanto al fondo, se equivoca", explicó Rossignol.
Una controversia frecuente
El asunto del 'burkini', así como el del velo islámico, suele caldear el debate político en Francia, máxime en período electoral como el actual, a menos de un mes de unas elecciones legislativas claves para el presidente francés, el centrista Emmanuel Macron.
Piolle argumenta que la reforma del reglamento municipal de piscinas busca poner fin "a las aberrantes prohibiciones vestimentarias" y a las órdenes "sobre el cuerpo de las mujeres".
El alcalde recibió el apoyo de un centenar de personalidades, entre ellas conocidas feministas de izquierda como Caroline de Haas y Alice Coffin, para quienes "no se debe estigmatizar a nadie en las piscinas por su tipo de bañador".
Pero para sus detractores, el 'burkini' -que cubre todo el cuerpo y la cabeza menos la cara- representa un símbolo de la opresión de la mujer y lo comparan incluso con el velo integral que los talibanes acaban de reimponer a las mujeres en Afganistán.
Piolle "no se da cuenta del mal que está haciendo a nuestros valores republicanos", aseguró este lunes Prisca Thévenot, del partido del presidente centrista francés.
La decisión representa un nuevo pulso de un debate recurrente en Francia, sobre el laicismo y el lugar del islam. Desde 2004, se prohíbe usar signos religiosos visibles en las escuelas y los funcionarios están sometidos al principio de "neutralidad".
Durante la campaña de la pasada presidencial, la candidata ultraderechista Marine Le Pen propuso prohibir el velo de las mujeres musulmanas en los espacios públicos, algo que, según Macron, habría llevado a la "guerra civil" en Francia.
Para el gobierno, el objetivo de autorizar el burkini es "ceder a las exigencias comunitarias con fines religiosos" y esta decisión podría violar el principio de "laicidad establecido por la ley de 1905", según la prefectura.
El Consejo de Estado suspende el decreto que prohíbe el burkini
La más alta instancia administrativa francesa, el Consejo de Estado, suspendió este viernes una orden de prohibición del burkini adoptada por Villeneuve-Loubet, una localidad de la Costa Azul. Otra treintena de comunas, que habían adoptado órdenes similares, también tendrán que cancelarlas.
La decisión del Consejo de Estado revelada hoy subraya que si bien los alcaldes pueden decretar medidas en caso de amenaza de alteraciones al orden público, en el caso del traje de baño islámico “no hay riesgos probados” en ese sentido.
En su decisión de última instancia, que deberá ser acatada por todos los tribunales administrativos de Francia, el Consejo de Estado recordó a todos los alcaldes que invocaron el principio de laicidad, que no se pueden basar en “consideraciones distintas” al orden público.
Patrice Spinosi, abogado de la Liga de Derechos Humanos (LDH), comentó que “si bien hay un contexto particular en el que se expidieron esos decretos (el atentado terrorista en Niza que causó 86 muertos el 14 de julio), la mera existencia de este contexto no basta”.
También recalcó que “no se aportó ningún elemento concreto para justificar la prohibición del burkini en las playas”. Durante la audiencia, Spinosi también declaró: “Si bien es cierto que Francia está herida, no podemos perder la brújula por miedo a las amenazas terroristas”.
El debate del jueves en el Consejo de Estado no giró sobre la vestimenta en sí, sino sobre sobre el derecho de los alcaldes de tomar medidas administrativas –es decir, decretos– en caso de posibles amenazas al orden público.
A la audiencia pública asistieron representantes de la Liga de los Derechos Humanos (LDH), del Colectivo Contra la Islamofobia en Francia (CCIF) y del Estado Francés para exponer sus argumentos.
Spinosi afirmó asimismo que temía que si el Consejo permitía a los alcaldes tomar ese tipo de medidas, éstas podrían extenderse a otros espacios públicos, como calles, bibliotecas y transporte.
“Es muy grave y muy preocupante que permitamos que los alcaldes regulen el uso de símbolos religiosos en todo el espacio público, solo porque exista un riesgo de atentado y una amenaza terrorista hoy en Francia”, dijo Spinozi a los periodistas, agregando que la palabra “burkini” ni siquiera se encontraba en los decretos.
Por el contrario el abogado François Pinatel, representante del Estado, afirmó que estos decretos sirven para prevenir los desórdenes públicos, y que eran necesarios en este caso.
“Si esperamos que haya golpes y lesiones para tomar medidas de acción administrativa, va a ser demasiado tarde. Había un clima de fuerte tensión y de miedo, lo que llevó a la adopción de un decreto, que ha evitado hasta ahora cualquier alteración del orden público, es decir, que cumplió su propósito y su objetivo”, argumentó. (RFI)