¿Qué demuestran las investigaciones hasta ahora?
No hay un veredicto aún, pero un número cada vez mayor de estudios sugiere que vacunarse contra la COVID-19 puede reducir el riesgo de padecer síntomas a largo plazo… aunque no lo elimina.
La Agencia de Seguridad de la Salud del Reino Unido hizo un análisis de ocho estudios que se habían publicado al respecto antes de mediados de enero. Informó que seis de los estudios concluyeron que las personas vacunadas que se infectaron de coronavirus tenían menos probabilidades de desarrollar síntomas de COVID-19 prolongada que los pacientes no vacunados. Los dos estudios restantes concluyeron que al parecer la vacunación no reducía sin lugar a dudas las posibilidades de desarrollar covid prolongada o persistente.
¿Cuánta protección podrían ofrecer las vacunas, según los estudios que revelaron beneficios?
Los resultados de algunos estudios sugieren que la inmunización proporciona una protección sustancial, mientras que otros solo encuentran un beneficio ligero.
Un estudio amplio de los registros electrónicos de los pacientes de la Administración de Salud de Veteranos de Estados Unidos reveló que los pacientes con COVID-19 que se habían vacunado tenían solo un 13 por ciento menos de riesgo de presentar síntomas seis meses después que los no vacunados.
Dos estudios realizados en el Reino Unido descubrieron un efecto mayor. Uno de ellos, realizado sobre 1,2 millones de personas y basado en los informes de los pacientes a través de una aplicación telefónica, halló un riesgo un 50 por ciento menor de síntomas persistentes entre los pacientes vacunados. Otro, que no ha sido revisado por pares y que se basó en una encuesta a unos 6000 pacientes, encontró un riesgo un 41 por ciento menor.
Un estudio de pacientes estadounidenses realizado por Arcadia, una empresa de datos de atención médica, y la Alianza para la Recuperación de Pacientes con COVID-19, una colaboración de líderes con experiencia sanitaria en los sectores público y privado, encontró un beneficio aún mayor. El estudio, que no ha sido revisado por pares, analizó los registros de unos 240.000 pacientes infectados de coronavirus hasta mayo de 2021 y descubrió que aquellos que habían recibido al menos una dosis de la vacuna contra la covid antes de contagiarse tenían entre una séptima y una décima parte de probabilidades de presentar dos o más síntomas de COVID-19 prolongada entre 12 y 20 semanas después. Ese estudio también reveló que las personas que se aplicaron la primera dosis de la vacuna después de contraer coronavirus tenían menos probabilidades de desarrollar covid prolongada que las que permanecieron sin vacunarse, y cuanto más pronto se vacunaron después del contagio, menor era el riesgo de presentar síntomas a largo plazo.
Un estudio realizado en Israel, que tampoco ha sido revisado por pares, descubrió a través de encuestas que las personas que recibieron dos dosis de la vacuna tenían entre un 54 y un 82 por ciento menos de riesgo de manifestar siete de los diez síntomas más comunes a largo plazo que los pacientes no vacunados. En general, no eran más propensos a reportar síntomas como dolor de cabeza, dolor muscular y otros problemas que la población general que no se había contagiado de covid nunca, según el estudio. (Los autores afirmaron que no podían confirmar si los pacientes se habían vacunado antes o después de haberse contagiado de COVID-19, pero señalaron que, debido a la política de vacunación israelí, era probable que la mayoría de las personas que recibieron dos dosis de la vacuna se infectaran de coronavirus en algún momento después de haberse vacunado).
En el estudio de los veteranos, que tampoco se ha publicado todavía en una revista especializada, los investigadores compararon a unos 48.000 pacientes que no estaban vacunados cuando se contagiaron de COVID-19 con unos 16.000 pacientes vacunados. Descubrieron que los pacientes vacunados se beneficiaron sobre todo por ser menos propensos a desarrollar problemas pulmonares y dificultades de coagulación de la sangre, dijo uno de los autores, Ziyad Al-Aly, jefe de investigación y desarrollo del Sistema de Atención a la Salud del Sistema de Asuntos de los Veteranos de San Luis y epidemiólogo clínico de la Universidad de Washington en San Luis. Otros síntomas mostraron “muy poca reducción del riesgo” atribuíble a las vacunas, dijo.
“El mensaje general es que las vacunas reducen el riesgo de padecer COVID-19 prolongada, pero no lo eliminan”, dijo Al-Aly, y añadió que “confiar en la vacunación como única estrategia de mitigación es totalmente inadecuado. Es como ir a la batalla con un escudo que solo funciona de manera parcial”.
¿Qué hay de los estudios que no muestran ningún beneficio?
En un análisis de los historiales clínicos electrónicos de pacientes de Estados Unidos, los investigadores del Reino Unido compararon a unas 10.000 personas que se habían vacunado contra la COVID-19 con un número similar de personas que no se habían vacunado contra el coronavirus, pero sí contra la influenza, en un esfuerzo por limitar el número de personas en el estudio que podrían considerarse reticentes a las vacunas o que, en general, tenían comportamientos menos saludables.
El estudio descubrió que vacunarse contra el coronavirus antes de contagiarse no reducía el riesgo de la mayoría de los síntomas de la COVID-19 prolongada. Los autores escribieron que los datos sugieren que las personas vacunadas podrían tener un menor riesgo de padecer síntomas a largo plazo, como respiración anormal y problemas cognitivos, pero esos resultados no fueron concluyentes en términos estadísticos.
Los investigadores dijeron que era posible que, dado que sus datos se basaban en historiales médicos electrónicos, el estudio hubiera registrado solo a los pacientes con los síntomas más graves, en lugar de considerar una gama más amplia de pacientes que no buscaron atención médica por sus síntomas.
¿Por qué son contradictorias las investigaciones?
Una de las razones tiene que ver con los estudios en sí. No todos los investigadores han definido la covid prolongada de la misma manera, ni han considerado los mismos síntomas, ni han hecho un seguimiento de los pacientes durante el mismo tiempo. Por ejemplo, algunos estudios registraron los síntomas que han persistido al menos 28 días después del contagio, mientras que otros consideraron los síntomas que las personas experimentaban seis meses después. Los estudios que se basan en encuestas a pacientes pueden arrojar resultados muy diferentes a los arrojados por las investigaciones que se basan en historiales médicos electrónicos, y algunos estudios no incluían poblaciones muy diversas. Por ejemplo, los pacientes del estudio de los veteranos eran en su mayoría adultos hombres de edad avanzada y blancos.
¿Los resultados varían para las distintas variantes del virus?
Gran parte de los datos publicados se refieren a pacientes infectados al principio de la pandemia. Algunos datos publicados recientemente incluían a personas infectadas por la variante delta, altamente contagiosa, pero es demasiado pronto para realizar estudios sobre vacunas y covid prolongada que incluyan a la variante ómicron. También es muy temprano para efectuar estudios que evalúen el efecto de los refuerzos en la covid prolongada.
¿Los científicos han llegado a alguna conclusión?
Sí. Las vacunas son muy eficaces para evitar que las personas enfermen de gravedad por la infección de todas las variantes conocidas hasta ahora. Muchos estudios han descubierto que los pacientes con COVID-19 lo suficientemente enfermos para ser hospitalizados tenían más probabilidades de presentar problemas de salud persistentes. De modo que, al evitar la hospitalización de las personas, las vacunas deberían reducir también las posibilidades de ese tipo de casos de covid con consecuencias a largo plazo.
Aun así, muchas personas con covid prolongada tenían infecciones iniciales leves o incluso asintomáticas, y aunque algunos estudios sugieren que las vacunas podrían aliviar sus síntomas a largo plazo, las pruebas aún no son concluyentes.
Las vacunas ofrecen cierta protección contra la infección inicial y, por supuesto, evitar el contagio es la forma más segura de prevenir la COVID-19 prolongada.
¿La marca de la vacuna influye en la posible protección contra la covid prolongada?
Hasta ahora, los estudios no han descubierto que las distintas vacunas tengan efectos diferenciados sobre los síntomas a largo plazo.
¿Cuáles son las posibles razones científicas por las que las vacunas podrían proteger contra la covid prolongada?
La causa de la COVID-19 prolongada aún no está clara, y los diferentes síntomas podrían tener diferentes causas subyacentes en diferentes pacientes, dicen los científicos. Algunos creen que la afección puede estar relacionada con restos del virus o su material genético que persisten después de que la infección inicial remite. Otra teoría es que los problemas continuados están relacionados con la inflamación o que los problemas de circulación de la sangre estimulados por una respuesta inmunitaria hiperactiva que no es capaz de apagarse.
Akiko Iwasaki, inmunóloga de Yale, ha dicho que las vacunas pueden proporcionar un alivio duradero a las personas cuyos síntomas son causados por vestigios del virus si los anticuerpos generados por las vacunas eliminan esos restos.
Pero en las personas cuyos síntomas pueden ser causados por una respuesta pos-viral parecida a una enfermedad autoinmune, dijo, las vacunas pueden ayudar solo temporalmente, y podrían reaparecer problemas como la fatiga.
¿Puede ser útil vacunarte si ya padeces COVID-19 prolongada?
Cuando se comenzaron a aplicar las vacunas por primera vez, algunos pacientes con COVID-19 prolongada descubrieron que síntomas como la niebla mental, el dolor de las articulaciones, la dificultad para respirar y la fatiga mejoraban después de haberse vacunado; sin embargo, muchas personas no sintieron ninguna diferencia en sus síntomas después de la vacunación, y un pequeño porcentaje dijo que se sentía peor.
Un estudio realizado por la Oficina de Estadísticas Nacionales en el Reino Unido encontró que en las personas de 18 a 69 años que informaron de sus síntomas entre febrero y septiembre de 2021, una primera dosis de una vacuna redujo las probabilidades de reportar síntomas de COVID-19 prolongada un 13 por ciento. Una segunda dosis redujo aún más las probabilidades en un nueve por ciento, según el estudio.
El análisis reciente de la Agencia de Seguridad Sanitaria británica evaluó ese estudio y otros siete que analizaron si la vacunación de personas con COVID-19 prolongada afectaba sus síntomas. Este reveló que, en la mayoría de esos estudios, más personas con covid prolongada informaron una mejora de sus síntomas en algún momento después de ser vacunados; sin embargo, algunas personas también aseguraron que sus síntomas empeoraron, y en varios estudios la mayoría de las personas dijeron que sus síntomas no habían cambiado.
La agencia señaló que la definición de COVID-19 prolongada variaba mucho entre los estudios y que, dado que todos los estudios eran observacionales, los cambios en los síntomas podían deberse a factores que no fueran la vacunación. (The New York Times)