Junto a otra veintena de diputados, Wakeford se sumó a la así conocida como "pork pie plot" (la "trama del pastel de cerdo), con el objetivo de impulsar una moción de censura contra Johnson. En su carta de despedida, el diputado tránsfuga criticó duramente al "premier" por su "incapacidad para liderar el país".

Christian Wakeford se sentó por primera vez el miércoles en los escaños laboristas, con una mascarilla con la bandera británica. En su despedida, Wakeford condenó "el comportamiento vergonzoso" de Johnson ante el escándalo de las fiestas del Covid y acusó al "premier" de haber dado la espalda a sus votantes: "Las políticas del Gobierno conservador no están haciendo nada para ayudar a la gente de mi distrito, que está de hecho luchando para salir adelante en peores condiciones cada día".

Boris Johnson anunció de entrada el inminente fin de las restricciones del Covid gracias al "éxito fantástico" de la campaña de la tercera vacuna de refuerzo que llega ya a más de 55% de la población. Abriéndose paso a duras penas entre el clamor de los diputados, Johnson presumió de la mayor recuperación económica del G7 y del récord de creación de empleo y eludió como pudo las incesantes preguntas sobre el "Partygate"

El líder de la oposición laborista Keir Starmer dio la "bienvenida" a su partido a Christian Wakeford e intentó poner nuevamente contra las cuerdas a Boris Johnson en medio de una caldeadísima sesión parlamentaria, que arrancó con una pregunta muy directa de la liberal-demócrata Wendy Chamberlain: "¿Está de acuerdo el Primer Ministro en que es el momento de dimitir?".

El ex ministro del Brexit David Davis fue entre tanto la voz más notoria en el creciente coro de los "tories" contra Johnson. "Yo espero que nuestros líderes asuman la responsabilidad por las acciones que toman, y sin embargo hemos visto lo contrario", dijo Davis, que eligió una cita de Oliver Cromwell, dicha también por Leo Amery al 'premier' Neville Chamberlain antes de su dimisión en 1940: "En el nombre de Dios, váyase".

Johnson intentó aplacar la furia creciente de los diputados y pidió paciencia hasta la conclusión de la investigación interna de la alta funcionaria Sue Gray sobre las fiestas en Downing Strreet. El líder conservador perdió varias veces la compostura y finalmente entró al trapo sobre la fuga del diputado Christian Wakeford. "El Partido Conservador ganó ese escaño por Bury Sout por primera vez en varias generaciones y volverá a hacerlo en las próximas elecciones", vaticinó.

La fuga de Wakeford ha desatado sin embargo las alarmas dentro del Partido Conservador. El diputado "tránsfuga" había participado el día anterior en una comida a la que se asistieron al menos veinte parlamentarios del "muro rojo", dispuestos a enviar sus cartas para forzar una moción de confianza similar a la que provocó la caída de Theresa May en el 2019.

Bastaría con que 54 diputados enviaran su cartas al Comité Parlamentario 1922 para poner el marcha el fulminante mecanismo. Aunque solamente siete diputados han pedido públicamente la dimisión de Johnson, el número de cartas remitidas podrían superar ya las treinta, según varios medios británicos.

La revuelta del "muro rojo" está encabezada de hecho por dos diputadas, Alicia Kerns y Dehenna Davison, que presentan un programa de televisión junto al ex líder del Ukip, Nigel Farage. Las altas esferas del partido, aún leales a Johnson, han intentado restar impacto a la revuelta alegando que se trata de parlamentarios novatos y sin peso específico, "que deben precisamente su elección a Boris Johnson".

"Johnson debe moverse rápido si se quiere salvar", le recordó por su parte al "premier" el ex secretario de Exteriores William Hague en una columna en The Times. Hague advirtió de que, sin una vigorosa reacción, Johnson corre el riesgo de "perder repentinamente el apoyo y asistir a un colapso" comparable al de Margaret Thatcher.  (AFP)