El nuevo canciller obtuvo el respaldo de 395 votos, frente a 303 en contra y 6 abstenciones. Su alianza con los verdes y los liberales suma en el Bundestag 416 escaños del total de 736, aunque el número de diputados presentes en la cámara era de 707.
Olaf Scholz sucede en el cargo a la conservadora Angela Merkel, que traspasará el poder tras 16 años a quien ha sido su vicecanciller y ministro de Finanzas de su última gran coalición.
La sesión de investidura se produce después de la firma del pacto de coalición entre las tres formaciones que conforman el nuevo gobierno, que en los días precedentes habían ratificado por separado el acuerdo negociado entre sus cúpulas.
Gobierno paritario
El nuevo gobierno, un tripartito inédito a escala federal, será el más paritario de la historia de Alemania, ya que ocho de sus 16 ministerios -17, con el puesto de canciller- estarán ocupados por mujeres, entre ellos los cuatro que atañen a la seguridad nacional y política exterior: Asuntos Exteriores, Interior, Defensa y Ayuda al Desarrollo.
Al Partido Socialdemócrata (SPD), la fuerza más votada en las elecciones generales del pasado septiembre con un 25,7 por ciento, le corresponden siete ministerios, además de la Cancillería.
Los Verdes, que obtuvieron un 14,8 por ciento, tendrán cinco carteras, entre ellas el superministerio de Economía y el Clima, para su co-presidente Robert Habeck, que además será el vicecanciller, mientras que su co-presidenta, Annalena Baerbock, ocupará Asuntos Exteriores.
Al FPD, con un 11,5 por ciento en los pasados comicios, le correspondieron cuatro ministerios, incluido el departamento clave en la potencia europea de Finanzas, que será para su líder, Christian Lindner.
Ovación para Merkel
La sesión parlamentaria se abrió directamente con la votación, tras un breve saludo de la presidenta de la cámara, la socialdemócrata Bärbel Bas, quien además dio la bienvenida a Merkel, sentada en la tribuna de visitantes.
Merkel, quien ha anunciado reiteradamente que no ocupará ningún nuevo cargo político y no optó tampoco a un escaño como diputada en las generales, fue recibida por una larga ovación por los parlamentarios. Entre los visitantes ha estado el excanciller Gerhard Schröder, antecesor de Merkel y último socialdemócrata, hasta que ha llegado Scholz, en la cancillería alemana.
LA SOBRIA CEREMONIA DE INVESTIDURA DEL CANCILLER EN ALEMANIA: SIN POMPA NI FAMOSOS
En la toma de posesión de EE. UU. cantan estrellas de la música, y en Rusia tienen lugar aparatosas marchas militares. En cambio, en Alemania, cuando un canciller presta juramento, el acto es sobrio y sin glamur.
Olaf Scholz obtuvo en el Parlamento alemán el respaldo de 395 votos, 303 en contra y 6 abstenciones, del total de 707 votos emitidos. La coalición con Los Verdes y los liberales del FDP suma 416 escaños, de un total de 736 en el Bundestag.
En el Palacio de Bellevue, la residencia del presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, y en el Bundestag, Cámara Baja del Parlamento alemán, Scholz fue nombrado canciller oficialmente y prestó juramento este miércoles 8 de diciembre de 2021.
Los ministros recibieron certificados en el Palacio de Bellevue y también prestaron juramento en el Bundestag. Ya en la cancillería, Angela Merkel cedió el cargo a Olaf Scholz. En la ceremonia, no hubo gente por las calles ondeando banderillas, ni cantantes famosos entonando el himno alemán.
Evento nada pomposo
El acto de nombramiento y asunción del cargo del canciller no es pomposo en Alemania. Sin embargo, en la prensa local causó de antemano revuelo el hecho de que Scholz —como hiciera, en 1998, el también socialdemócrata y antecesor de Merkel, Gerhard Schröder— omitiera la última línea del juramento tradicional: "... que Dios me ayude". Pero Scholz ya había hecho lo mismo cuando se convirtió en ministro de Finanzas o en primer alcalde de Hamburgo.
En otros países, estas ceremonias son más ostentosas. En 2006, por ejemplo, el primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, se presentó en un lugar sagrado preincaico, el día antes de su investidura, descalzo y vestido con traje ceremonial, con un bastón de oro, plata y bronce, que simbolizaría su liderazgo indígena.
En países con armas nucleares, como Rusia, Francia o EE. UU., en la toma de posesión, tiene lugar además la entrega simbólica de códigos para accionarlas.
En Estados Unidos, por ejemplo, un asunto muy relevante es la cifra de espectadores que acudirán al capitolio en Washington y qué estrellas estarán en la ceremonia. Y algunas personas incluso se convierten en estrellas tras ese acto. Así sucedió con la joven poeta Amanda Gorman, quien recibió un contrato como modelo y publicó un libro, luego de declamar un poema de su autoría en la toma de posesión de Joe Biden, en enero.
Democracia parlamentaria
En Alemania, con una democracia parlamentaria, el presidente es el máximo representante del país, mientras que la persona que ocupa el puesto de canciller se encarga de los asuntos políticos y oficiales del Gobierno.
"Los cancilleres no tienen el mismo papel representativo que un presidente estadounidense o francés", dice la historiadora Barbara Stollberg-Rilinger. "Si nos fijamos en su poder e influencia políticos, se podría decir que son comparables a los primeros ministros de otros países", aclaró.
La rectora de la intitución de investigación Wissenschaftskolleg Berlin agrega que Alemania también tiene un sistema de partidos diferente y que los cancilleres son elegidos de otra manera que los presidentes estadounidenses o franceses. Allí, el juramento sigue estando relacionado con las tradiciones monárquicas.
"En cierto modo, EE. UU. me recuerda a un ritual de coronación premoderno. Eso no existe en Alemania", explica Stollberg-Rilinger, cuya investigación se centra en el papel de los rituales, la comunicación simbólica y las ceremonias en la era moderna.
Historia oscura
El juramento de un canciller alemán es "sobrio y nada ostentoso", según la historiadora. El motivo radica en los rituales del nacionalsocialismo: "Cuando pienso en los rituales, como alemana, lo primero que me viene a la mente los congresos de Núremberg, donde miles de personas marchaban en filas con antorchas. Eso es muy dominante en la memoria histórica alemana, y ya no queremos eso".
No obstante, los rituales son importantes y necesarios en una democracia, por eso la reunificación se celebra cada 3 de octubre. Sin embargo, "estos son rituales muy modestos, nada ostentosos, tranquilos, pero muy importantes de la cultura alemana del recuerdo", afirma Stollberg-Rilinger.
Por el contrario, la población alemana no percibe la toma de posesión de un nuevo jefe de Gobierno como un acto solemne. El procedimiento para la elección y juramento del canciller alemán está establecido en la Ley Fundamental aprobada en 1949.
Otra cosa que marca también el carácter de este tipo de actos en Alemania es el hecho de que, usualmente, dos (y esta vez incluso tres) partidos forman una coalición para constituir un Gobierno: "La sociedad alemana no está tan dividida como la de Estados Unidos, lo que tiene que ver con nuestro sistema de partidos", opina Stollberg-Rilinger. Y resume: además de a menos polarización, Alemania está más acostumbrada a los compromisos necesarios para gobernar en coalición. (dpa/afp/efe)