A punto tal que la mesa de negociación abrió con una clara hoja de ruta, previendo incluso el momento en que podría estar formado el gobierno.
De este modo Angela Merkel podría no superar el récord de Helmut Kohl: el nuevo canciller alemán debería jurar en la "semana de San Nicolás" del 6 de diciembre, en tanto la canciller sería la más longeva en su actual función solo el 17.
Veintidós grupos de trabajo -unas 300 personas- comenzarán a negociar desde el próximo miércoles, para llegar el 10 de noviembre a elaborar las posiciones, explicó el secretario general del SPD, Lars Klingbeil, en una breve conferencia de prensa antes del inicio de la primera jornada de trabajos.
Luego, los tres partidos se desplazarán a la mesa "principal" de la negociación.
"Trabajaremos de modo muy concentrado y somos muy ambiciosos: queremos que el contrato de gobierno esté listo para fin de noviembre y que en la semana del 6 de diciembre se pueda votar el nuevo canciller y nombrar el nuevo gobierno", anunció el secretario del FPD, Volker Wissing.
Un programa que plantea un horizonte temporalmente mucho más breve respecto de lo que ocurrió en 2017, cuando la llamada coalición Jamaica (CDU-CSU, Verdes y Liberales) saltó tras cuatro semanas de coloquios exploratorios, y las negociaciones sucesivas entre CDU-CSU y SPD llevaron a un gobierno 171 días después de las urnas.
Enfrentados a un desafío inédito -es la primera vez que estos sujetos políticos buscan expresar un ejecutivo federal juntos- los protagonistas de los primeros pasos de la era post Merkel siguen subrayando la necesidad de que "Alemania tenga un gobierno estable, y cuanto antes".
El resultado de los coloquios preliminares ya abrió, sin embargo, un encendido debate sobre la sostenibilidad financiera de los planes de una coalición que, buscando contentar visiones distintas (SPD y Verdes impulsan inversiones y el SPD no afloja el objetivo del equilibrio de presupuesto y no quiere subir tasas), podría tener serias dificultades para ubicar los recursos necesarios.
El documento surgido de los coloquios prevé el aumento del salario mínimo a 12 euros la hora, el respeto al techo de la deuda, y la salida del carbón para 2030.
Sobre la mesa habría que poner 50.000 millones al año de gastos de protección para el clima, sector que tendrá su ministerio, sin duda en manos de los ecologistas.
De la atribución de los cargos se debería hablar solo al final, como reiteró la Verde Annalena Baerbock, a la luz de las especulaciones sobre la pulseada entre su partido y los liberales por la cartera de Finanzas, reivindicada por Christian Lindner (FDP) y Robert Habeck (Verdes).
En la negociación, en este punto, hay sin embargo un casillero más: el gobierno deberá nombrar también al nuevo presidente del Bundesbank, tras la sorpresiva salida de Jens Weidmann, que ayer anunció su renuncia.
Un adiós que puso nerviosos a los conservadores: una "señal fatal", según el joven Carsten Linnemann, vicejefe del grupo parlamentario de la CDU.
Entretanto, la Unión ya empezó a hacer oposición: Armin Laschet atacó al "semáforo", reprochando a los tres países que están estrechando amistad entre ellos que se muestran poco interesados en Europa y la política exterior. (ANSA).