Sin embargo, rasgos antisociales similares también son comunes, aunque menos pronunciados, en personas que están bien psicológica y socialmente. Todo apunta a que los rasgos relacionados con la psicopatía se manifiestan en una gradación en la que solo el nivel de mayor intensidad conduce a un comportamiento violento y delictivo.

En un estudio realizado por el equipo de Lauri Nummenmaa, de la Universidad de Turku en Finlandia, se examinó la estructura y actividad cerebral en voluntarios sanos y en psicópatas que estaban sometidos a reclusión forzosa debido a sus crímenes.

La estructura cerebral se cartografió mediante resonancia magnética.

Los participantes también vieron películas violentas y no violentas mientras se monitorizaba su actividad cerebral con imágenes de resonancia magnética funcional.

Se constató que en los delincuentes psicópatas, la densidad de las áreas cerebrales implicadas en el control cognitivo y en la regulación de las emociones estaba comprometida. Al ver películas violentas, estas áreas mostraron en los psicópatas violentos reacciones claramente distintas que las exhibidas por las mismas áreas en los cerebros de las otras personas.

En una amplia muestra de personas consideradas oficialmente con una salud mental lo bastante buena, los rasgos de conducta relacionados con la psicopatía se asociaron a cambios similares en la estructura y función del cerebro, siguiendo una gradación: cuantas más rasgos psicopáticas y más pronunciados tenía una persona, más se parecía su cerebro al de los criminales psicópatas.

Las regiones cerebrales más significativas al respecto son la corteza cingulada, la ínsula, la corteza frontal y la amígdala.

Los rasgos cerebrales que en un psicópata violento difieren de los del resto de gente. Las tres imágenes del cerebro muestran, en tonos amarillentos y rojizos, las regiones cerebrales que en los psicópatas tienen una densidad menor de lo normal. La de la izquierda muestra la anomalía de la corteza cingulada. La del centro, las anomalías de la ínsula y la corteza frontal. La de la derecha, la anomalía en la amígdala. La barra muestra una gradación de amarillo y rojo que indica cuán diferente es la zona cerebral del psicópata con respecto a la misma zona en una persona sana. Abarca desde el rojo muy oscuro (ninguna diferencia significativa) hasta el amarillo muy claro (diferencia máxima). (Imágenes: Lauri Nummenmaa)

Los resultados muestran que el nivel de rasgos psicopáticos varía también en la población general. Tener hasta cierto punto rasgos relacionados con la psicopatía no causa problemas, pero para alrededor del uno por ciento de la población, la psicopatía es tan fuerte que puede conducir a un comportamiento criminal y violento.

El estudio, titulado “Brain Basis of Psychopathy in Criminal Offenders and General Population”, se ha publicado en la revista académica Cerebral Cortex. (Fuente: NCYT de Amazings)