Los días en que las decisiones globales eran dictadas por un pequeño grupo de países hace mucho tiempo que acabaron, a juicio de China, que considera que los asuntos mundiales deben gestionarse a través de la consulta con todos los países, sean grandes o pequeños. A través de unas declaraciones del portavoz de la Embajada china en Londres colgadas en su página web, el gigante asiático hizo saber su opinión acerca de la cumbre del G7 y reiteró que "solo hay un sistema y un orden internacional en el mundo, el que tiene a las Naciones Unidas en su núcleo".
Para China también hay solo un conjunto de normas mundiales, las que están basadas en los principios de la Carta de la ONU, "y no las supuestas reglas formuladas por un pequeño número de países". "Siempre hemos creído que los países, grandes o pequeños, fuertes o débiles, fuertes o ricos, son iguales, y que los asuntos mundiales deben gestionarse consultando a todos los países", señaló el portavoz. En respuesta a los llamamientos lanzados en la cumbre del G7, Pekín afirma que "solo hay un tipo de multilateralismo", también basado en la Carta de la ONU y el derecho internacional, frente al "pseudomultilateralismo que sirve a los intereses de una camarilla o un bloque político".
Por ello, pidió a los "países relevantes" que den pasos para mantener los objetivos y principios de la Carta de la ONU y hagan "esfuerzos reales" para conseguir vencer pronto al coronavirus, responder de forma eficaz contra el cambio climático y trabajar para una recuperación económica global "robusta".
La reacción china se produce después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, convenciera al resto de líderes del G7 de la necesidad de lanzar un gran plan de infraestructuras que contrarreste el avance de China. En ese sentido, los dirigentes del G7 acordaron el sábado lanzar la iniciativa "Build back better for the world" (reconstruir mejor para el mundo) para "responder a las necesidades tremendas de infraestructuras en los países de ingresos medios y altos", según la Casa Blanca.
El plan quiere ser una alternativa al proyecto chino "One Belt, One Road" (un cinturón, una ruta), que pretende revitalizar la conocida como Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones para mejorar la conectividad entre Asia y Europa.
Biden consigue en el G-7 un megaplan de infraestructuras para frenar a China
El foco de la cumbre del G-7 se posa sobre China. El presidente de EEUU, Joe Biden, maniobra en la reunión de las economías más desarrolladas del mundo para convertir la cumbre de Carbis Bay en un instrumento de respuesta al avance global de Pekín con su estrategia 'One Belt, One Road' y la presión de Washington ha dado sus frutos. El líder estadounidense ha anunciado este sábado en nombre del G-7 un monumental proyecto internacional de infraestructuras para competir con la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda.
Estados Unidos "y muchos de nuestros aliados en el mundo llevan desde hace tiempo siendo escépticos sobre la iniciativa de China 'One Belt, One Road'", aseguraban desde la Administración Biden al inicio de la segunda sesión del G-7, en referencia a la llamada 'Nueva ruta de la Seda', una red de enlaces marítimos y ferroviarios que atraviesa Kazajistán, Rusia, Bielorrusia y Polonia para terminar en Alemania, Francia y Reino Unido y que pretende legitimar el resurgimiento de China como potencia mundial.
Ante ello, y bajo el argumento de que la iniciativa de Pekín se define por "una falta de transparencia, unos malos estándares laborales y medioambientales y (...) un enfoque que ha dejado a muchos países en una situación peor", Biden ha presentado la llamada iniciativa 'Build Back Better World', un proyecto con las "principales democracias del mundo", y guiado por "los valores y la transparencia" para responder "una necesidades internacionales en infraestructuras" que Estados Unidos estima en unos 40 billones de dólares. Tendrá un alcance "global, desde Latinoamérica hasta el Caribe pasando por África y la región Indopacífica", contará la colaboración de agencias internacionales estadounidenses y servirá de "catalizador de cientos de miles de millones de dólares para países de medianos y bajos ingresos en los próximos años". El plan, no obstante, no ofrece cifras ni proyectos más concretos
Los críticos de la 'One Belt, One Road' advierten que la estrategia china de inversión en carreteras, líneas ferroviarias, puertos y otros proyectos de infraestructura para construir nuevas conexiones comerciales con el 'Viejo Continente', África, América Latina y Asia, en la que las empresas chinas suelen ser las únicas involucradas, encierra a los países más pobres en una trampa de deuda y dependencia política de Pekín.
El "genocidio" y "la competencia económica injusta"
Mientras la segunda sesión de la cumbre, titulada "Reconstruir con resiliencia", aborda los principales retos geopolíticos y el comercio global -ahora que Biden ha dejado claro que mantendrá la presión sobre China que caracterizó la presidencia de su antecesor y la Unión Europea busca una postura común con EEUU frente al gigante asiático-, Washington también insta a sus aliados a adoptar "una acción concreta" contra los "trabajos forzados" en la provincia noroccidental de Xinjiang, donde Pekín está cometiendo un "genocidio" contra la etnia uigur. El presidente de EEUU quiere que "se deje claro al mundo que creemos que estas prácticas son una afrenta contra la dignidad humana y un ejemplo indignante de la competencia económica injusta por parte de China", remarcó la fuente mencionada.
Por tanto, EEUU ve "crucial" denunciar los trabajos forzosos en Xinjiang, donde vive dicha minoría uigur. "La conversación está siendo sobre este pulso entre, como dice el presidente Biden, aquellos que piensan que la autocracia es el mejor camino para el futuro y aquellos que, como nosotros, entienden que las democracias y los valores compartidos proporcionan el mejor camino", dijo la fuente. En ese sentido, EEUU espera que el comunicado final de la cumbre refleje "estas conversaciones".
Otro de los temas que se están abordando en el G-7 son los ataques cibernéticos con "ransomware". Para EEUU, "hay un reconocimiento uniforme de que el "ransomware" y el abuso con monedas virtuales son una amenaza urgente, en aumento". Y precisó que en el marco del G7 ha habido "discusiones productivas" sobre este asunto y la necesidad de compartir información para perseguir estos crímenes y sobre la modernización de las ciberdefensas.
Plan de acción para frenar futuras pandemias
El G-7 también dará a conocer un plan de acción para enfrentarse a las futuras crisis sanitarias en los primeros 100 días. Los líderes de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido y Estados Unidos presentarán la 'Declaración de Carbis Bay', en la que recogerán una serie de medidas que tendrán el objetivo de prevenir futuras pandemias tras el impacto de la COVID-19.
Así, la declaración que se establecerá recogerá un plan con una serie de medidas concretas. Entre ellas, reducir el tiempo necesario para el desarrollo y autorización de vacunas y tratamientos para cualquier enfermedad en menos de 100 días, reforzar las redes de vigilancia mundial y la capacidad de secuenciación genómica, y apoyo para reformar y fortalecer la Organización Mundial de la Salud (OMS), informa BBC. (EFE)