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Revisar tasas, la sobretasa que paga la Argentina y plazos de repago. Así puede sintetizarse el planteo que el presidente Alberto Fernández realizó hoy al FMI, en el marco de las conversaciones que el país mantiene con el organismo por la reprogramación del acuerdo stand-by y la deuda de US$44.000 millones. “Es un debate que merece ser dado”, advirtió el mandatario.
Fue en una presentación por videoconferencia, en el marco de un plenario del Consejo Económico y Social con expertos mundiales, organizado por Gustavo Béliz. En esta intervención virtual, desde su aislamiento en Olivos, Fernández endureció su postura ante el FMI y reclamó “revisar las lógicas de funcionamiento del sistema internacional de crédito”.
“Para que podamos seguir creciendo es imperioso que encontremos una solución al tema de la deuda, para que sea sostenible. Es lo mismo que el Fondo planteó para los acreedores privados. Si debe ser sostenible para ellos, también debe serlo para los organismos internacionales de crédito, y para eso hay que revisar cosas”, agregó Fernández, en un seminario en el que participaron Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos; Alicia Barcena, titular de Cepal; el economista estadounidense Jeffrey Sachs y el ministro de Economía, Martín Guzmán.
El planteo del presidente se da en un contexto de empantanamiento de las negociaciones entre el Gobierno y el FMI para redefinir los términos del caduco acuerdo stand-by que la gestión de Mauricio Macri firmó con el organismo en 2018, y que fue criticado por Fernández.
“En 2005 le pagamos al Fondo US$9800 millones, que era la deuda que tenía el país desde que se creó el FMI hasta ese año. Ahora tenemos que enfrentar una deuda que es más de cuatro veces esa suma, y se contrajo en solo un año y medio”, dijo el presidente.
“La deuda es de tal magnitud que nos excedimos como país en los límites que el propio fondo le fija a los países socios en su capacidad de endeudamiento. No solo es una deuda cuantiosa sino que paga una sobretasa de castigo por haber tomado más fondos de lo que objetivamente el país tenía capacidad”, continuó.
El escenario invirtió los roles en vínculo entre el Gobierno y el FMI, que había sido considerado por Fernández y Guzmán como un aliado en el proceso de reestructuración de la deuda con los acreedores privados. Era el primer semestre de 2020, cuando el equipo económico argentino defendía su propuesta de quita con los supuestos criterios de sustentabilidad definidos por el organismo que dirige Kristalina Georgieva. Ahora, es el Gobierno quien utiliza ese mismo argumento para exigirle al FMI mejores condiciones para reprogramar esa deuda.
El plan oficial es firmar un acuerdo de facilidades extendidas para estirar los vencimientos y ampliar los plazos. Algunos en el Gobierno insisten en que ese programa sea mayor a los 10 años, el período más largo que define el Fondo para este tipo de acuerdos. Sin embargo, el vocero del organismo rechazó recientemente estos planteos y dijo que las “condiciones se aplican uniformemente a todos los países, no solo la Argentina”.
En ese contexto, el avance en las negociaciones se frenó, y el acuerdo ahora luce lejano. Porque si bien las conversaciones se mantienen desde fines de 2020, la intención inicial del Gobierno, de acordar en el primer semestre de 2021 se diluyó. Semanas atrás, el ministro Guzmán viajó a Washington para mantener reuniones con inversores, técnicos del organismo y la propia Georgieva, pero los indicios a ambos lados de la mesa dejan ver que el acuerdo quedará postergado, al menos, hasta después de las elecciones.
Mientras tanto, Fernández planteó que resolver el tema de la deuda con el FMI es “imperioso” para que el país pueda volver a crecer. “Nos queda resolver el problema con el Fondo que debe tener las mismas características que tuvo el acuerdo con los privados. Esa es la discusión franca, honesta y fructífera que estamos teniendo. No se trata de pegar un portazo ni de plantearlo de un modo agresivo o disociativo, pero sí creo que la coyuntura exige que revisemos las cosas. Hay que dar el debate en la emergencia en la que estamos metidos. Guardo la expectativa íntima de que este planteo sea escuchado y se llegue a una solución que exceda a la Argentina”. (La Nación - Esteban Lafuente)