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Pese a que el Gobierno se anotó un poroto al lograr una desinflación de 17,7 puntos durante el 2020, la dinámica mostró un camino preocupante: aceleró hacia fin de año y marcó un pico de 4% en diciembre, la más alta desde que hay pandemia e incluso desde que asumió el presidente Alberto Fernández. Con la inflación en alza y el BCRA acelerando la suba del precio del dólar oficial, las miradas se posan ahora sobre una presionada tasa de interés.
El Indec publicó la inflación de diciembre. Hubo especial incidencia de los Alimentos y bebidas, lo que trae consecuencias en términos de pobreza. Las carnes y frutas fueron las que más traccionaron. Las canastas de consumo de los sectores de población con menores ingresos, es decir los que están cerca de la línea de pobreza, tienen predominancia de alimentos. Por eso, cabe esperar una suba fuerte en las canastas básicas Alimentaria y Total (CBA y CBT).
El investigador de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), Martín Rozada, estimó que durante el último trimestre del año la CBT trepó 13%, lo que implica una fuerte aceleración tras el ritmo de entre 5% y 6% que mostró en el segundo y tercer trimestre. Con todo, proyectó que la pobreza del segundo semestre del 2020 fue de 42,4%. De verificarse, implicaría una importante suba de 6,9 puntos contra el mismo período del 2019 y otra de 1,5 puntos contra el primer semestre. La pandemia fue clave para explicar la suba abrupta.
Con todo, el año terminó con una inflación de 36,1%. Es la más baja desde el 2017, tal como destacaron ayer desde el Ministerio de Economía. Lo que preocupa es la aceleración una vez que se mira hacia dentro del dato. Desde el piso de 1,5% en abril y mayo, no dejó de acelerar. El tercer trimestre terminó con un promedio de 2,5%. El último con uno de 3,7%.
Así, la tasa de interés de los plazos fijos hoy, de 3%, y la de política monetaria, de 3,1%, quedó atrasada en el último trimestre y fue negativa, tanto al comparar con el ritmo de las devaluaciones mensuales, ahora en 3,5% mensual, como con la inflación. La nominalidad de la economía va obligando al BCRA al alza, lo que implica un riesgo de entrar en una espiralización. Se espera un incremento de los tipos de interés en las próximas semanas, no parece haber una preferencia del Central por la tasa negativa, aunque por ahora la autoridad monetaria está decidiendo esperar.
A lo largo del 2020, la tasa le ganó a la inflación pero no en el último trimestre. El economista jefe de Ecolatina, Matías Rajnerman, afirmó al respecto: “Está buenísimo hablar de fortalecer el ahorro en pesos y de la importancia de desdolarizar la economía, pero si la inflación es de 4% mensual, la devaluación de 4% y la tasa de interés apenas supera el 3% va a ser muy difícil. Hay que dar vuelta estos porcentajes”.
La tasa de interés buscó a lo largo del 2020 competirle al dólar como salida de los inversores. En el 2021, la dinámica de la divisa, junto con la posible recomposición salarial en año electoral, y la dinámica de las tarifas, van a ser las claves que determinen si hay una nueva aceleración de precios o no. Por ese lado, desde Economía se festejó la colocación que logró la nueva gestión de la Secretaría de Finanzas: totalizó $56.000 millones, es decir que canceló todos los vencimientos pero además obtuvo financiamiento neto por $32.000 millones. Se trata de un instrumento en pesos que busca captar parte de la emisión récord del 2020 (de alrededor de 7% del PBI, un nivel inédito). La tasa de los plazos fijos buscará hacer lo mismo.
El mercado descuenta una aceleración inflacionaria importante para el 2021: el promedio de las respuestas de los analistas consultados en el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA, marcó una de 48,6%, parecida a la de 47,6% del 2018 y cerca del récord histórico posterior a la salida de la híper, que fue el 53,8% del 2019. En cambio, el promedio de las respuestas de “la calle” de la última encuesta del Centro de Investigaciones en Finanzas de la UTDT marcó una de 42,9%.
Los analistas que esperan una inflación todavía domada y en línea con los registros del 2020, o con la de 29% que proyecta Economía, se basa en la posibilidad de mantener planchado el precio del dólar en un año electoral, con unos incrementos de tarifas que no peguen en forma sustancial y con una recuperación salarial no demasiado desbocada.
Las claves de la desaceleración del 2020 fueron la recesión pandémica (la economía sigue 5% por debajo de la prepandemia y el año terminará con una caída promedio de entre 10% y 11%), los salarios ligeramente a la baja, los controles de precios, el cepo, que mantuvo controlado al oficial, y los congelamientos de tarifas, que empezaron a mediados del 2019. (BAE)