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En el nacimiento del año electoral el Gobierno dejó en claro que las tarifas de servicios públicos, la salud privada, Internet, telefonía y el campo, todas actividades estratégicas que regula el Estado, estarán atadas a las necesidades de la política.
Así es como el ministro Martín Guzmán reflotó algunas herramientas que ya fueron implementadas durante la gestión de Cristina Kirchner y Axel Kicillof. "Lo que hemos hecho en los últimos meses es lo que consideramos adecuado para las circunstancias. No nos atamos a una cuestión ideológica ni tiene nada que ver con FMI", describieron fuentes oficiales.
Guzmán repite en público y en privado que todo está plasmado en el presupuesto. No hay sorpresas ni cambios. Incluso, según confió un integrante de gabinete, el objetivo que expuso en su última presentación pública la vicepresidenta Cristina Kirchner, de alinear precios, tarifas y salarios, está detallado en la ley que se aprobó el último año.
"Lo que dijo Cristina Kirchner es algo que ya estaba charlado. Hay un alineamiento entre la evolución de precios a la que apuntamos, los salarios, buscando que el salario real crezca, y las tarifas. La vicepresidenta le dio visibilidad a algo que ya estaba planteado", resumió un hombre de confianza del presidente Alberto Fernández.
El mensaje que bajó desde la Casa Rosada y el Instituto Patria es el mismo: los precios tienen que estar coordinados y no habrá aumentos de precios en algún sector que se dé todo de golpe. De eso puede dar fe el presidente de la Unión Argentina de Entidades de Salud del sector privado (UAS) y dueño de Swiss Medical, Claudio Belocopitt. Las empresas de medicina privada se quedaron sin el aumento que les había prometido el ministro de Salud, Ginés González García de un día para el otro. Habrá incrementos, según confiaron a LA NACION fuentes al tanto de la negociación, pero será en un esquema similar a lo que ocurre con los combustibles.
"No será todo junto, será mes a mes", anticiparon allegados al jefe del Estado.
El esquema en marcha avanza por un "fino corredor" entre impulsar la recuperación económica, en un contexto de recesión, con el aumento del gasto público -principalmente orientado a obra pública y viviendas- y la pretensión de alcanzar el equilibrio fiscal.
Otro tema clave será la inflación. El compromiso que asumió en público Guzmán es reducir la inflación cinco puntos por año. "Buscamos que la inflación se vaya reduciendo cinco puntos porcentuales año a año", sintetizó anteayer el ministro en una charla en la Universidad Nacional del Comahue. La estrategia, según explicó, consiste en "alinear los precios clave de la economía y tener una política fiscal consistente".
Las palabras del titular del Palacio de Hacienda chorarán esta semana con el último índice de 2020, que será el más alto del año, según reconocieron fuentes oficiales. Lo preocupante es que el último trimestre cierra con una inflación promedio del 3,7%, lo que da una proyección analizada de poco más del 50%.
En el gobierno nacional justifican el salto de los últimos meses. "Para poder apuntar con más efectividad a la meta que establece el presupuesto para la inflación necesitábamos tener un punto de partida un poco más relajado. En diciembre se relajaron los precios regulados, para que el año 2020 termine en una inflación como la que se apuntó", aseguró un hombre con acceso al despacho presidencial.
La clave del plan, además, estará centralizada en la brecha cambiaria, que llegó a escalar a un pico de 130% de octubre. El temor por lo que ocurrió, cuando el dólar blue casi tocó los 200 dólares, aún está latente. Pero esa inquietud no alterará los planes: en el Gobierno descartaron de plano un ajuste.
"Así como en el peor momento de la pandemia aceleramos el gasto y bajamos mucho las tasas de interés en el margen para asistir a las empresas, cuando la economía se fue recuperando había que ir normalizando esta situación. Desaceleramos el gasto. No hubo ajuste, siguió creciendo a una velocidad menor", explicaron fuentes oficiales.
El expresidente del Banco Nación, Carlos Melconian, coincide que no hubo un giro ortodoxo del Gobierno. Y reclamó a Guzmán mayor claridad. "Falta saber cuáles son las metas monetarias, fiscal y que las reservas internacionales netas estén bien medidas. La batalla que viene es entre el dólar y la inflación", anticipó el economista.
En sintonía, Marina Dal Poggetto, la directora ejecutiva de Estudio EcoGo, remarcó que lo decisivo será el control sobre la brecha cambiaria. Y anticipó que anclar el dólar y las tarifas garantiza problemas en el futuro.
Mientras, avanza la negociación con Fondo. El gobierno nacional espera tener listo el nuevo programa en marzo o abril y que una vez que logre un acuerdo con el staff del Fondo enviará el plan al Congreso para revestirlo de respaldo político.
El dólar, las tarifas, la inflación y los precios quedaron indexados a un objetivo superador. La meta es octubre, como bien dejó en claro Cristina Kirchner. (La Nación- Por: Santiago Dapelo)