En noviembre, la inflación en Alemania se deslizó por debajo de cero por cuarta vez este año. Frenados por la reducción del impuesto sobre el valor añadido y la fuerte caída de los precios de la energía, los índices de precios al consumidor se situaron un 0,3 por ciento por debajo del nivel del mismo mes del año pasado, según anunció la Oficina Federal de Estadística. Así, la vida se ha vuelto en promedio algo más barata para los consumidores. La fuerte caída de los precios de la energía tuvo de nuevo un efecto amortiguador sobre el nivel de precios. Debido a la crisis del coronavirus y al derrumbe económico mundial, los precios del petróleo crudo se han desplomado, lo cual perciben los consumidores en el fuelóleo y la gasolina más baratos. Así pues, los precios de la energía cayeron en noviembre fuertemente en un 7,7% con respecto al mismo mes del año anterior. Por otro lado, los consumidores tuvieron que pagar un poco más por la alimentación, cuyos precios aumentaron en promedio un 1,4%. Los servicios se encarecieron en un 1,1%, y los alquileres más altos tuvieron un impacto significativo. La caída de tasas de inflación o incluso tasas de inflación negativas suelen ser una señal de alarma para las autoridades monetarias. Para la zona euro, con sus 19 Estados, el Banco Central Europeo (BCE) tiene como objetivo una tasa de inflación anual a medio plazo de poco menos del 2,0 por ciento. Si los precios son permanentemente bajos o caen en general, esto podría tentar a las empresas y a consumidores a posponer inversiones, en la creencia de que pronto podrían ser aún más baratas. Esta actitud de espera podría frenar la economía. (dpa)