En el informe del Departamento de Estado de Estados Unidos, se hacen acusaciones infundadas contra China mientras los autores establecen "diez tareas" para manejar el llamado "desafío de China". Sin embargo, al igual que otros trucos de los halcones estadounidenses para desacreditar a China, esta última maniobra política está condenada al fracaso. El informe ataca el camino del desarrollo socialista chino, haciendo la acusación injustificada de que Beijing busca colocar "un sello socialista en el orden mundial", lo que no podría estar más lejos de la verdad. China siempre ha sostenido que todos los países deben seguir un camino de desarrollo que se adapte a sus condiciones nacionales. A diferencia de Estados Unidos, infamemente conocido por avivar las llamas de los problemas en todo el mundo para sus propios beneficios, China no está interesada en exportar ideologías. Tampoco interfiere en los asuntos internos de otros países. El informe también afirma que China busca "revisar los fundamentos del orden mundial", otra mentira descarada. Además de contribuir profundamente a la economía mundial con su crecimiento económico, China se ha propuesto construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad al tiempo que defiende la cooperación internacional para abordar una amplia gama de desafíos globales, incluido el cambio climático, la prevención y el control de enfermedades epidémicas, y el desigual desarrollo regional. Por el contrario, Washington ha socavado el multilateralismo en los últimos años retirándose de los principales acuerdos e instituciones internacionales, y manejó las relaciones internacionales de maneras que solo sirven a sus propios intereses, lo que plantea un obstáculo importante para resolver los problemas globales. Los autores también proponen que "restringir y disuadir" a China sea parte de la política exterior de Estados Unidos. Esas palabras, si bien incitan al antagonismo y la confrontación, han expuesto la creciente ansiedad que albergan algunos políticos estadounidenses por el ascenso pacífico de China, así como su intención de impedir a toda costa el desarrollo de China. Sin embargo, su plan es incapaz de engañar a las mentes lúcidas, como lo demuestran las extensas críticas conocidas inmediatamente después de la publicación del informe. "Es un artículo de propaganda que refleja las opiniones ingenuas del secretario de Estado saliente", publicó una reseña publicada en línea. Ya es hora de que los políticos estadounidenses comprendan que no hay lugar para la mentalidad de la Guerra Fría en el mundo actual. La cooperación, más que la confrontación, es el único camino correcto para las relaciones entre China y Estados Unidos. (XINHUA)