Ampliar
Alberto Fernández se dirigió ayer a los empresarios. Les dijo que no habrá devaluación ni se tocarán los depósitos, que anunciará pronto incentivos para invertir en la construcción y les habló de sus anhelos de que el contexto de la pandemia promueva un capitalismo más solidario. También les recordó la asistencia en ATP y el IFE que dispuso el Gobierno ante la emergencia sanitaria.
El Presidente participó, desde la quinta de Olivos, ayer, de la apertura del 56º Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA) que se desarrollará también hoy y mañana en forma virtual bajo la consigna “Qué país queremos ser”.
Durante media hora, Alberto se explayó iniciando su oratoria con un repaso de la irrupción del coronavirus en el inicio de su mandato y hubo en su discurso pasajes contra la organización de “escraches” y alusiones. Remarcó, además, que “tenemos que trabajar juntos para encontrar la salida”.
Para Alberto Fernández, consecuencias del coronavirus “nos hacen pensar en un nuevo sistema más solidario”. Allí se enfocó en el desarrollo capitalista con presencia del Estado y habló de un sistema donde se concentra la riqueza y llamó a un instante de reflexión. “Argentina era un país en terapia intensiva”, dijo sobre cuando llegó al Gobierno y al irrumpir el coronavirus y que debió “reconstruir un sistema de salud virtualmente desmantelado para garantizar que nadie se quedara sin atención sanitaria”. Entonces recordó que “cuando llegamos al Gobierno la Argentina tenía 36 puntos de pobreza, muy pocas reservas, con una fuga de 23 mil millones de dólares, con un cepo que impedía acceder al dólar, con un país recesivo con dos años de caída permanente del consumo, que había cerrado a más de 25 mil pymes, que había potenciado el desempleo y la precarización del trabajo a través de las formas del Monotributo”.
El Presidente consideró que el mejor capitalismo es el “solidario y donde los mercados funcionen como corresponde” y que el capitalismo empezó a tergiversarse cuando lo financiero prevaleció sobre lo productivo. “Si el desarrollo se da sin reglas claras que fije el Estado, y si no conlleva un desarrollo que alcance a todos los sectores, es un desarrollo que no sirve, y que sólo trae conflictos”, definió Alberto, y que “el Estado, el capitalismo y el mercado definitivamente están vinculados al progreso y al desarrollo, y así debemos entenderlos”.
Les insistió a los empresarios sobre la necesidad de trabajar juntos para poder encontrar la salida y que “el contexto para invertir es favorable y hay sectores de Argentina que pueden involucrarse”. Entonces habló de recuperar la calidad institucional y la seguridad jurídica “que ustedes tanto reclaman”. Apuntó a “recuperar la convivencia democrática” y dijo que el mayor flagelo es la intolerancia que nos llevó a que la Argentina se divida”.
Se refirió entonces a las marchas opositoras que convocaron a domicilios y a las puertas también de la Quinta presidencial y mencionó la reforma judicial.
“A veces escucho decir que a este Gobierno no le importan los empresarios, pero llevamos adelante un programa para atender la producción y el trabajo por el que llegamos a 236 mil empresas que sin la ayuda del Estado tal vez hoy no existirían, y de ese modo garantizamos el trabajo de 2 millones y medio de argentinos”, recordó el Presidente y dijo que “el tiempo que se viene nos exige pensar el desarrollo de otro modo, es una gran oportunidad para pensar un capitalismo solidario, que tenga diálogo, donde los mercados funcionen como corresponde porque un capitalismo sin mercado es una trampa, pero un capitalismo sin Estado es un mundo sin reglas, donde gana el más fuerte, el más poderoso y pierde el resto”.
“Lo más imperdonable es que se legitimen las peores prácticas porque allí quedamos en el peor de los mundos. Debemos recuperar la convivencia democrática que hace muchos años hemos perdido, porque el mayor flagelo es la intolerancia, la descalificación del otro por no pensar como yo”, destacó Alberto.
“Estamos enfrentando un problema por la falta de divisas que objetivamente heredamos. Están los que plantean que se viene una devaluación, que podemos quedarnos con depósitos; jamás haría semejante cosa”, desandó rumores el Presidente.
En otro sentido, aseguró que habrá alternativas de desarrollo y mencionó al sector agroexportador, las energías renovables, con inversiones para producir combustibles con la menor cantidad de azufre, con la construcción y la obra pública para el año entrante”.
“Vamos a hacer de la obra pública el gran motor de la economía argentina”, prometió el Presidente y aseguró que “con estas ideas estamos seguros de que vamos a poder pensar en otra Argentina”. (Ámbito)