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La nueva investigación, que sin duda despertará polémicas en la industria de las bebidas alcohólicas, la han realizado Su Golder, Jack Garry y Jim McCambridge, todos de la Universidad de York en el Reino Unido.
Estos investigadores han constatado que desde 2009, ha habido un aumento del 56 por ciento en las investigaciones sobre ese tema financiadas por las compañías de bebidas alcohólicas o por organizaciones vinculadas a dichas empresas.
Los autores del nuevo estudio argumentan que la magnitud del patrocinio ejercido por la industria del alcohol en las investigaciones científicas sobre ese tema despierta el temor de que en algunas de ellas puedan haberse dado sesgos, conflictos de intereses y la difusión pública de tan solo una parte de la información obtenida en dichas investigaciones (la parte que indica los efectos positivos).
Golder y sus colegas encontraron que unos 13.500 estudios sobre ese tema han sido financiados directa o indirectamente por la industria del alcohol.
Muchas investigaciones científicas sobre si el consumo moderado de alcohol tiene efectos positivos en el ser humano podrían quedar en entredicho a raíz de lo planteado en el estudio de Golder, Garry y McCambridge. (Imagen: Amazings / NCYT)
"Nuestro estudio identifica una tendencia preocupante: mientras que se ha producido un fuerte descenso en la cantidad de investigaciones llevadas a cabo directamente por la industria del alcohol acerca de los efectos de sus productos sobre la salud humana, se ha producido al mismo tiempo un aumento en la financiación por la industria del alcohol, o por organizaciones relacionadas con ella, de dichas investigaciones, mediante la vía de proporcionar apoyo financiero a los investigadores", explica Golder. "Esto permite a las empresas de bebidas alcohólicas explotar una 'laguna de transparencia' ya que mucha gente supone que estas organizaciones son sin ánimo de lucro y no se dan cuenta de la conexión con la industria. Aunque hay muchos campos legítimos para la investigación financiada por la industria del alcohol (como los estudios sobre los ingredientes y los efectos ambientales), la participación de esa industria en las investigaciones sobre la salud es especialmente preocupante. Muchos de estos estudios defienden los efectos cardiovasculares protectores del alcohol y sugieren que los problemas derivados del consumo excesivo de alcohol se deben a las elecciones individuales más que a los comportamientos de la industria".
Al respecto de esto último, la situación sería comparable a culpar exclusivamente a los drogadictos de sus problemas con la droga y considerar libres de toda culpa a los narcotraficantes.
Los autores del nuevo estudio creen que el nivel de implicación descubierto de la industria del alcohol en las investigaciones sobre alcohol es probablemente solo la punta del iceberg.
McCambridge argumenta que las tabacaleras, cuando patrocinaron investigaciones científicas sobre los efectos del tabaco en la salud, lograron difundir solo lo que les convenía y ocultar lo que no, retardando así durante décadas la adopción por los gobiernos de políticas sanitarias para proteger a la sociedad de los efectos del tabaco. “Por tanto, aunque se necesita investigar más, la escala, la naturaleza y la amplitud de la influencia de la industria del alcohol en la investigación científica es motivo de preocupación", declara McCambridge. "Aunque las empresas de bebidas alcohólicas pueden afirmar que cumplen con un deber cívico al financiar investigaciones, los académicos independientes estarían mucho mejor situados para realizarlas". (NCyT)