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De hecho, la rabia crece en el norte del país, con 5 puntos porcentuales respecto del sur; y es más baja entre los jóvenes y máxima entre los sectores populares en riesgo laboral, mientras es mínima en sectores pudientes. Además, la nueva normalidad es percibida en la mayoría de los casos como distinta respecto del pasado, aunque no se percibe como mejor que en las épocas previas al Covid-19 sino, por el contrario, el registro es que todo empeoró. Lo informó la investigación Radar #codivsruption de SWG, que apuntó al modo en que la pandemia que causó el Covid-19 modificó los comportamientos y las actitudes de los individuos y consumidores. El sondeo examina el período que va desde el 22 de marzo hasta el 8 de julio. En ese marco, la percepción de la peligrosidad de virus es cada vez menos difusa. No sólo los italianos consideran cada vez menos probable la posibilidad de contraerlo, sino también se sienten menos vulnerables respecto del pasado. Si el pasado 22 de marzo, próximos a las severas restricciones, el 57% de los italianos estaba muy preocupado por la difusión del coronavirus, ese porcentaje cayó, el pasado 8 de julio, hasta el 20%; y si el 22 de marzo el 54% de los entrevistados consideraba poder contraer el virus, tres meses después el porcentaje bajó al 36%. Sin embargo, lo que contrarresta la disminución del miedo a contraer el virus, es el crecimiento de la ira y de la tristeza, que pasaron del 17% el 22 de marzo al 22% el 8 de julio, mientras la tristeza se intensificó de un 47% al 55%.
Los datos registran, además, un fuerte empeoramiento de la percepción de la situación económica tanto en el breve como en el largo período: para el 64% de los entrevistados, la economía se recuperara lentamente, y sólo para el 9% lo hará de modo veloz. Para el 52%, además, la situación empeoró en las últimas dos semanas. Y si, por una parte, crece el porcentaje que retorna a vivir las experiencias cotidianas (ir al bar, al restaurante, al mar o a tomar el transporte público, entre otros ejemplos), otra parte de los entrevistados dio a entender que no es igual que antes. De hecho, el 40% considera que tomar un transporte es una experiencia peor que antes que del bloqueo, el mismo porcentaje que ya fue a un centro comercial. El último campo de investigación es el de la religiosidad de los italianos: la emergencia Covid-19 parece haber puesto en dificultad a parte de los italianos en términos de espiritualidad.
Y la población mayor es la que muestra que ha sufrido más el fenómeno, pues creció el aumento de una dimensión espiritual en el plano más personal a expensas de asistir a celebraciones o visitas a lugares de culto. También emergió una dimensión de caridad que lleva a una quinta parte de los italianos a dar limosna o para comprar comida y medicinas para la población más necesitada. Los italianos, después de un primer momento de miedo, adquirieron una confianza creciente en la respuesta efectiva del sistema de salud, también gracias a que las terapias intensivas se han vaciado y que las muertes disminuyeron", dijo el director de SWG, Riccardo Grassi.
No obstante, advirtió que la ira crece. "Lo que ha sucedido en los últimos meses es que se produjo una equivalencia sustancial entre preocupaciones de salud y temores económicos; cuando las preocupaciones de salud disminuyen, sólo quedan los económicos, es probable que la ira aumente". (Ansa)