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El plan gubernamental de ayuda estaría orientado hacia tecnologías ecológicas y exigiría a cambio una reubicación de la producción en el territorio nacional, mientras la versión del cierre de plantas del constructor Renault ha circulado con insistencia.
Duramente golpeado por la pandemia -ya en marzo cayó un 70% y en abril se desplomó casi un 90%-, el sector automotriz francés espera, como un náufrago, los anuncios del presidente Macron, que ya ha anunciado en su cuenta twitter: que el apoyo será “ampliado masivamente”.
El plan podría constar de tres partes: apoyar la transición ecológica, acompañar a las PME de proveedores, en las nuevas tecnologías, y obtener contrapartes en materia de relocalización, apuntando a una soberanía industrial.
Para muchos analistas, la situación es incluso peor que durante la crisis de 2008-2009, en juego no solo los 400.000 empleos directos, sino una larga cadena internacional de proveedores y actividades conexas que incluye las plantas en el extranjero.
Renault, que acaba de conseguir un préstamo de 5.000 millones de euros, aprobado por la Unión Europea, podría cerrar tres plantas en territorio francés, perspectiva que incomoda a las autoridades, las cuales buscan presionar al constructor, condicionando sus ayudas.
Actualmente el sector afronta, simultáneamente, una crisis coyuntural y estructural; ya el año 2000,-hace 20 años- la fábrica Renault de Córdoba en Argentina, cerró durante dos meses frente a un panorama calificado de “desalentador”. El calificativo de hoy sería mas bien "catastrófico." (RFI)