Ampliar
En todo caso, el patinete eléctrico no es un invento nuevo. Podemos remontarnos a 1905 y encontrar los primeros modelos aún primitivos de este vehículo que está haciendo furor.
Aunque existen infinidad de modelos, más o menos sofisticados, los patinetes eléctricos comparten una serie de características. Llamados también “scooters motorizados”, pueden tener el aspecto del tradicional patinete infantil, equipados con un motor eléctrico que hace innecesario el impulso humano. Los hay incluso que utilizan un pequeño motor de explosión, pero la opción eléctrica es la que se está imponiendo por su sencillez y facilidad de uso.
El diseño del primer patinete eléctrico para su producción masiva y comercial ocurrió en 1985, cuando la empresa Go-Ped puso a la venta su modelo “Sport”. Como el patinete infantil, el usuario se mueve en él de pie (los hay también con asiento), sobre una plataforma unida a dos ruedas, una giratoria y unida a una palanca de giro o manillar. Estas ruedas pueden ser de tipo duro o equipadas con neumáticos de aire. El vehículo dispone asimismo del motor y de frenos de seguridad (que ayudan al motor eléctrico a frenar). El motor (que puede ser doble) suele engranar directamente a la rueda trasera o usar una transmisión. Los frenos pueden ser de disco, hidráulicos, o magnéticos, aunque últimamente se están incorporando frenos que permiten recuperar la energía del frenado. Por su parte, las suspensiones suelen ser sencillas, pero las hay con amortiguadores y muelles sofisticados. Asimismo, se pueden instalar un faro y otras luces para señalización. Otro elemento obligatorio suele ser algún tipo de alarma acústica, como un timbre o bocina, y unos reflectores.
Moverse por una ciudad con un patinete eléctrico se ha convertido en una actividad muy popular, sobre todo porque ni siquiera hay que ser propietario de uno de ellos. En muchos lugares han surgido empresas que ponen a disposición del público, por un módico precio, un patinete eléctrico moderno y seguro. El usuario puede utilizar una aplicación de teléfono móvil para alquilarlo, como se hace ya con las bicicletas en ciudades donde se pretende reducir la carga contaminante de los automóviles convencionales.
Poco a poco, se están habilitando carriles para el movimiento de los patinetes eléctricos, y se procura que aumente la seguridad en la interacción de estos con el resto del tráfico rodado y los propios peatones.
Las características del patinete eléctrico moderno son muy variables. Los hay, como se ha dicho, con dos ruedas, pero los más rápidos pueden llegar a tener tres y hasta cuatro. Su fabricación en aluminio ha reducido su peso, y no suelen pasar de los 20 kg. Además, algunos son muy transportables porque se pueden llegar a plegar. En otros casos se utiliza plástico para dar forma a su estructura. Las velocidades que pueden llegar a desarrollar son también muy variables, situadas habitualmente no más allá de 30 km/h, aunque algunos pueden ir mucho más rápido. En cuanto a su autonomía, que depende de la batería que utilizan, puede abarcar de 5 a 50 km. Esto dependerá, naturalmente, del peso que tengan que transportar (hasta unos 100 kg, dado que un adulto pesa mucho más que un niño) y de la potencia de su motor.
Su rápida proliferación ha alertado a las autoridades de muchos países, que han empezado a poner en marcha leyes específicas sobre su uso. Básicamente se trata de certificar la seguridad de sus usuarios y de los propios transeúntes (ya se han dado casos de atropellos, en algunos casos mortales, o de choques con otros vehículos). En determinados lugares se puede hacer obligatorio el uso de casco, como en el caso de las bicicletas, o exigir un seguro específico. También es posible que se limite el uso de los patinetes eléctricos a las calzadas para bicicletas o que deban moverse de un modo concreto en las calzadas normales para automóviles. Puede estar prohibido su uso sobre las aceras o por personas con edades inferiores a una determinada, la presencia de un segundo pasajero, utilizar móviles o auriculares, etc.
En España se está trabajando para regular su uso, tomando medidas que podrían limitar su velocidad máxima y los lugares a los que puedan tener acceso. Se sabe de al menos una persona fallecida por un impacto con un patinete eléctrico, a pesar de que este fue a baja velocidad, debido a la avanzada edad de la víctima.
En todo caso, parece evidente que el patinete eléctrico ha llegado para quedarse y que su popularización no acaba sino de empezar. La amplia demanda está haciendo que cada vez más empresas se estén dedicando a su fabricación y comercialización. Existe ya una gran competencia y es posible encontrar vehículos de este tipo con una gran variedad de precios. Podemos encontrarlos por menos de 150 euros y los hay también de 3.500 euros, muchísimo más sofisticados y potentes. Su precio dependerá de su velocidad máxima (los más potentes pueden alcanzar hasta 85 km/h) y su potencia (hasta 3.600 vatios o más). Se estima que el coste de las recargas eléctricas no serán muy superiores a unos 5 euros al mes para un uso normal. (Fuente: NCYT Amazings)