El 22 de febrero de 1904 Argentina adquirió su primera base antárctica, la base Orcadas, en las islas Orcadas del Sur. 120 años después, Argentina es líder mundial en número de bases en el continente. Además, el país considera suyo parte de su territorio terrestre y marítimo, reclamo que es disputado por otros importantes actores en la Antártida, principalmente Chile y el Reino Unido.
En los últimos años, los políticos argentinos han puesto su vista cada vez más en la Antártida. Tanto el ya expresidente Alberto Fernández como el actual jefe de Estado, Javier Milei, han visitado el continente blanco, siendo los primeros dirigentes en visitar la Antártida en el siglo XXI.
"Desde 1904 estamos presentes de forma permanente en la Antártida y por eso tenemos que potenciar esa mirada bicontinental, esa mirada hacia el Atlántico Sur y a nuestras islas que están ocupadas ilegalmente por una potencia extranjera"
Jorge Taiana, ministro de Defensa de Argentina (2021-2023) durante su visita a la Antártida en mayo de 2023
¿Qué atrae a Argentina de la Antártida y por qué las miradas de los mandatarios argentinos se dirigen cada vez más hacia el sur? Sputnik te cuenta cómo Argentina se convirtió en uno de los líderes mundiales en exploración antártica, qué controversias existen en el continente blanco y por qué la Antártida jugará un papel mucho más importante en el mundo en un futuro próximo.
ANTECEDENTES DE LOS RECLAMOS DE SOBERANÍA SOBRE SECTORES DE LA ANTÁRTIDA
Desde su descubrimiento en 1820 por exploradores al servicio del Imperio ruso, Fabian Gottlieb von Bellingshausen y Mijaíl Lázarev, la Antártida sigue siendo la única superficie terrestre del planeta que no pertenece a ningún Estado, permaneciendo como territorio de investigación científica para toda la comunidad mundial. En la Antártida también está prohibida cualquier actividad militar y minera.
Sin embargo, no todo es tan pacífico e incluso han habido enfrentamientos armados. Algunas naciones tienen reclamaciones territoriales y sus supuestas fronteras se entrecruzan.
La existencia de reivindicaciones territoriales de algunos países en la Antártida se debe a su ubicación geográfica y a su historia de exploración. Por ejemplo, aunque Noruega está a miles de kilómetros de la Antártida, el país justifica sus reivindicaciones territoriales por el hecho de que fue su expedición la primera en desembarcar en el continente, lo que ocurrió 75 años después de su descubrimiento, en 1895. También fue el explorador polar noruego Roald Amundsen el primer hombre en llegar al Polo Sur.
Cuatro países del hemisferio sur (Argentina, Chile, Nueva Zelanda y Australia) reclaman tener derechos sobre territorios en la Antártida, en virtud del hecho de que están separados de ella por un océano y, por tanto, el continente blanco es una extensión natural de sus territorios al sur.
Dos potencias europeas, Francia y el Reino Unido, defienden su soberanía sobre ciertos sectores en la Antártida por poseer territorios de ultramar en el Atlántico Sur, herencia de la época colonial, así como por la sustancial contribución científica a la exploración del continente.
LA CONQUISTA DEL DESIERTO Y LOS PRIMEROS PASOS EN LA ANTÁRTIDA
Argentina logró establecerse como una de las naciones con mayor presencia en el continente helado gracias, en gran medida, a su expansión territorial hacia el sur a finales del siglo XIX, en la llamada Conquista del Desierto, durante la cual efectivizó la ocupación de la región de la Patagonia y el extremo sur del continente.
Chile también tenía intenciones de extender su territorio al este de los Andes, pero su involucramiento en la Guerra del Pacífico contra Bolivia no dejó suficientes recursos para participar en la carrera con Argentina por la Patagonia.
No obstante, la diplomacia chilena sí que tomó manos en el asunto. El proceso de negociación fue largo e inestable y estuvo acompañado de la militarización de la zona. Varias veces Buenos Aires y Santiago estuvieron al borde de la guerra, pero finalmente consiguieron llegar a un compromiso que consistió en la partición del archipiélago de Tierra del Fuego: la mayor parte quedó bajo la soberanía chilena, la isla Grande fue dividida por la mitad y Argentina recibió también la isla Estados.
Este acuerdo permitió a ambas partes mantener su presencia en una zona de importancia estratégica, como la que supone el punto de confluencia de los océanos Atlántico y Pacífico. La importancia de Tierra del Fuego radica en que es la zona terrestre grande más cercana a la Antártida, lo que fue un factor clave que le permitió a Argentina convertirse en uno de los líderes en la conquista del continente blanco.
La base Orcadas fue establecida por una expedición escocesa, pero debido a los problemas con la financiación ulterior pidieron a Argentina que operara la base. Se ubica en las islas Orcadas del Sur, pero según el Tratado Antártico, firmado en 1959 por 13 países que en aquel tiempo se presentaron en el continente blanco, establece que todos los acuerdos del Tratado se aplican a la región situada al sur de los 60° de latitud Sur.
Argentina declara ser el país con la mayor presencia ininterrumpida en la Antártida, dado que posee la base Orcadas desde 1904 hasta hoy en día.
En otras palabras, el Tratado Antártico reglamenta las actuaciones no solo en el continente, sino también en los territorios cercanos. Por lo tanto, las actividades en las Islas Orcadas del Sur están bajo las condiciones de este documento, por lo que Argentina proclama ser el país con la mayor presencia interrumpida en la Antártida.
ENFRENTAMIENTOS MILITARES CON EL REINO UNIDO
La mayoría de las estaciones argentinas en la Antártida fueron establecidas bajo la presidencia de Juan Domingo Perón. La política proactiva dio lugar a una competencia por territorios más favorables para la construcción de bases, que desembocó en varios conflictos entre Argentina y el Reino Unido. Fue entonces cuando se produjeron los primeros disparos en la Antártida
Al término de la Segunda Guerra Mundial, surgió en la comunidad mundial un nuevo interés por la Antártida y, aprovechando los avances en el ámbito militar, muchas potencias obtuvieron posibilidades técnicas para establecer bases permanentes en el continente.
En Argentina, al mismo tiempo, surgió un gran interés por los territorios australes, incluida la Patagonia, que en aquella época estaba muy poco poblada y corría el riesgo de que potencias extranjeras, especialmente el Reino Unido, se apoderaran del territorio. Por este motivo, el entonces presidente argentino Juan Domingo Perón, puso en marcha un programa para intensificar el desarrollo de la Patagonia.
A principios de la década de 1950, se establecieron la mayoría de las estaciones argentinas en la Antártida, que aún funcionan en la actualidad.
Ante tan rápido despliegue, sonaron los primeros disparos.
En enero de 1952, una expedición argentina realizaba actividades en la recién establecida base Esperanza cuando un buque británico atracó en las proximidades. Pretendían establecer su base en las proximidades de Esperanza, lo que fue percibido como una amenaza por los argentinos. La primera advertencia a los recién llegados no surtió efecto, tras lo cual comenzaron a disparar al aire. Esto convenció a los británicos a retirarse y cancelar el desembarco, dejando todo el equipo abandonado en la orilla.
Cabe mencionar que la península Antártica, que es la más cercana a Sudamérica y donde se encuentra la mayor cantidad de bases argentinas, entre ellas la Esperanza, es la más favorable para realizar actividades por su clima mucho más templado que en otras partes del continente, lo que también explica el interés británico por este territorio.
Otro incidente relacionado con la competencia entre Argentina y el Reino Unido ocurrió al año siguiente, en la isla Decepción, cerca de la Península Antártica.
Esta pequeña isla se convirtió en la manzana de la discordia en 1943, con la llegada de los argentinos, que plantaron su bandera nacional en el emplazamiento de una antigua base noruega. Un año más tarde, los británicos desembarcaron en la isla, establecieron su base y retiraron la bandera argentina.
En enero de 1953, una expedición argentina llegó a la isla e instaló una pequeña cabaña a 400 metros de la base británica. Londres lo consideró una provocación y ordenó a las autoridades coloniales de las Malvinas que expulsaran a los argentinos de la isla y ocuparan el refugio. Las negociaciones fracasaron y Buenos Aires se negó a reconocer que los territorios pertenecieran a la Corona británica.
Argentina no tomó represalias viendo que los británicos habían concentrado una fuerza considerable en las Malvinas. Posteriormente, como en el caso del incidente de Esperanza, las partes acordaron una coexistencia pacífica en la isla Decepción.
Tiempo después, el Reino Unido entregó a la Armada argentina el equipamiento del refugio y los elementos personales de los tres suboficiales. La bandera argentina fue donada al Instituto Nacional Browniano, donde se exhibe con la inscripción: "Bandera que perteneció al refugio Cándido de la Sala, ocupado ilegalmente por los ingleses en febrero de 1953".
Actualmente, tanto la base argentina como la británica operan en la isla.
RETOS PARA EL FUTURO
Actualmente, la Antártida está demostrando ser un foco de atención para la Casa Rosada, con 2 presidentes que han visitado el continente blanco en los últimos 12 meses. Argentina sigue siendo una de las principales potencias de la región, desarrollando una intensa actividad científica en beneficio de todo el mundo. El clima de la Antártida tiene un impacto global y de él depende en gran medida el bienestar de toda la humanidad.
Al mismo tiempo, el hielo de la Antártida sigue derritiéndose y los recursos minerales de las regiones mineras tradicionales continúan agotándose, lo que hace que las riquezas bajo el hielo resulten especialmente atractivas para distintos países.
EL SISTEMA DEL TRATADO ANTÁRTICO
Tratado Antártico (1959)
Convención para la Protección de las Focas Antárticas (1972)
Convención para la Conservación de Recursos Vivos Marinos Antárticos (1980)
Protocolo al Tratado Antártico sobre Protección del Medio Ambiente (Protocolo de Madrid, 1991)
Sin embargo, las controversias geopolíticas sobre la Antártida van a ser más ardientes en próximas décadas, teniendo en cuenta que el Protocolo de Madrid puede ser reconsiderado después de 2048.
PROHIBICIÓN DE MINERÍA EN LA ANTÁRTIDA
El Protocolo de Madrid es otro documento importante que regula la actividad internacional en la Antártida y establece las condiciones para la protección integral del medio ambiente local. El punto más importante del documento es la prohibición del uso de recursos minerales, salvo lo que se realice en el marco de actividades científicas.
El Protocolo de Madrid también consagró el estatus de la Antártida como reserva natural, que implica un régimen especial de visitas al continente, las rutas de los grupos turísticos deben acordarse previamente con las autoridades definidas en el protocolo y cualquier actividad que se emprenda debe calcular necesariamente todos los riesgos de impacto ambiental.
Sin embargo, como complemento del Tratado Antártico, el Protocolo de Madrid tampoco es indefinido: expira en 2048. Lo que naturalmente dará lugar a largas negociaciones para modificarlo o mantenerlo.
Pero, ¿qué recursos hay en la Antártida? El continente alberga más del 90% de los glaciares del mundo, que son una de las principales fuentes de agua dulce. También se cree que bajo el hielo hay grandes yacimientos de gas y petróleo, así como de metales radiactivos. Investigar la presencia de minerales es muy difícil, sobre todo en el interior de la Antártida, ya que el hielo puede tener hasta 4 kilómetros de espesor.
CALENTAMIENTO GLOBAL Y DERRETIMIENTO DE GLACIARES
Sin embargo, debido al calentamiento global, la capa de hielo de la Antártida se derrite constantemente. Por supuesto, este proceso es muy lento y es difícil imaginar que en un futuro próximo se derrita todo el hielo. Pero en la costa, especialmente en la península Antártica, el espesor del hielo es mucho menor, e incluso hay zonas completamente libres de él, lo que hace que la explotación teórica de minerales sea más realista desde el punto de vista técnico.
Pero la explotación de los recursos del continente conlleva grandes riesgos para el medio ambiente local. Un posible vertido de petróleo o la liberación de gases nocivos dañaría la naturaleza de la Antártida, que sigue siendo uno de los últimos lugares de la Tierra casi intactos por el ser humano.
Además, la minería aumentará aun más la temperatura en el continente. Se trata de una amenaza de alcance mundial, ya que el deshielo de los glaciares eleva el nivel de los océanos y, cuanto más se derrita el hielo, más zonas costeras quedarán sumergidas. De acuerdo con la ONU, 900 millones de personas en el planeta viven actualmente en zonas costeras bajas y todas ellas corren riesgo.
En un supuesto en el que la temperatura de la Tierra en 2100 sea dos grados centígrados superior a la de la era preindustrial, se prevé que el nivel global del mar aumente 43 centímetros más. Con un aumento de la temperatura de entre 3 y 4 grados centígrados, la subida podría alcanzar los 84 centímetros.
ACTIVIDADES DE ARGENTINA EN LA ANTÁRTIDA
El cambio climático en la Antártida tiene consecuencias a escala mundial, pero son más notables en las zonas más cercanas al continente helado. Es el caso del sur de Chile y Argentina. Por ello, estos Estados sudamericanos están especialmente preocupados por el medio ambiente en el continente blanco y llevan a cabo una activa actividad científica para estudiar los procesos que tienen lugar bajo el cascarón de hielo antártico.
En el año 1951, durante la época del establecimiento activo de las bases antárticas, fue creado el Instituto Antártico Argentino, que tiene el fin de fomentar la investigación científica del continente, con el objetivo de respaldar los intereses argentinos en la región.
Las expediciones están organizadas por las Fuerzas Armadas con el apoyo de la Dirección Nacional del Antártico, un organismo dependiente de la Cancillería. Las campañas se llevan adelante durante la primavera y el verano del hemisferio sur, desde noviembre hasta marzo.
Ushuaia, la ciudad más austral del planeta, es uno de los principales puertos del mundo desde donde parten las expediciones a la Antártida y, como no podía ser de otra forma, el principal punto logístico de Argentina.
El ARA Almirante Irízar es el único rompehielos argentino que sirve para el aprovisionamiento de las bases antárticas de Argentina. Fue construido en 1977 en Finlandia y entregado al país sudamericano al año siguiente. En el 2007 el buque sufrió un devastador incendio que lo dejó diez años fuera de actividad, pero retomó al continente blanco tras las reparaciones.
Además de su tarea principal, contribuye a las tareas científicas de glaciología, meteorología y el relevamiento de la plataforma submarina del gélido continente. Además instaló el primer observatorio polar argentino en la base más austral, entre otras tareas.